Un fin de semana de lujo en San Sebastián

San Sebastián cautiva por el magnetismo de su paisaje, su cuidada arquitectura y la imbatible oferta gastronómica. Ahora y en plena ebullición del mes de agosto, recorremos la capital guipuzcoana en busca de los hoteles más emblemáticos, los restaurantes, exposiciones y experiencias que no pueden faltar en tu agenda para enamorarnos (aún más) de la Bella Easo.

Restaurantes con "estrella", una visita a la nueva instalación artística de Cristina Iglesias en la Isla Santa Clara, un cocktail frente al Cantábrico con el atardecer o la definitiva ruta de pintxos. Te dejamos las pistas para una escapada de ensueño en la joya de la costa vasca.

Akelarre, el restaurante capitaneado por Pedro Subijana, aguarda una de las terrazas más exclusivas de la ciudad. Con unas vistas plenas al mar y una arquitectura de diseño; es el sitio perfecto para disfrutar de una puesta de sol de cuento con un cocktail frente al Cantábrico.

"Veluto es sentido, es tacto, es una sensación aterciopelada. Es reunir en un único espacio aquello que te hace sentir una emoción bella", explican desde la página web de esta "concept store" localizada en el centro de la capital guipuzcoana (Calle San Bartolomé, 5). Un establecimiento único y visita indispensable para cualquier amante del diseño, la arquitectura y el arte en el que descubrir piezas exclusivas en un escenario ecléctico.

La intervención artística realizada por la escultura Cristina Iglesias en la casa del faro de la Isla Santa Clara se ha convertido en una de las joyas de la Costa Vasca. Con una localización geográfica de ensueño en el epicentro de la bahía de la Concha, la visita a esta instalación (siempre con cita previa) es una parada obligatoria para todo amante del mundo del arte y la arquitectura.

San Sebastián es la segunda ciudad de mundo con más estrellas Michelin por habitante. Para una comida o cena exclusiva, nos quedamos con el restaurante Zuberoa, por la maestría de su chef Hilario Arbelaitz en su apuesta por la cocina tradicional vasca; Arzak y su cocina de vanguardia y experimental, y Martín Berasategui, el restaurante conocido por el savoir faire a la hora de mezclar sabores y texturas que acumula tres estrellas Michelin.

La oferta de alojamientos en San Sebastián es más que apetecible, pero si tenemos que elegir nos quedamos con el hotel María Cristina, el cinco estrellas por antonomasia que acoge el Festival de cine de San Sebastián y que cuenta con una envidiable localización frente al río Urumea. También el Hotel de Londres y de Inglaterra con sus vistas panorámicas a la bahía de la Concha o el recien estrenado Villa Favorita.

Para cualquier amante del mundo de la moda, hacemos escala en el museo del diseñador Cristobal Balenciaga en Guetaria, un pueblito pesquero situado a 25 km de San Sebastián. En su interior aguarda la exposición "Alaïa y Balenciaga, escultores de la forma" que estará presente hasta el 1 de abril del próximo año. Una visita en la que descubrir el legado creativo del modista.

Si por algo tiene fama la oferta gastronómica vasca en todo el mundo es por sus infinitas barras de pintxos. El bar Antonio, situado en el número 3 de la calle Bergara, se ha convertido en uno de los clásicos -y parada obligatoria- en el que disfrutar de la cocina tradicional vasca con un toque creativo. Entre sus pintxos icónicos se encuentran el ravioli de langostino con salsa de martini blanco o la vieira con parmentier de trufa; sin olvidar su bestseller, la famosa tortilla de patata. Para el postre, trasládate hasta la Viña (Calle 31 de agosto, nº3) para probar su archiconocida tarta de queso, señalada como una de las mejores de la ciudad. En la plaza de la Constitución -antigua plaza de toros- y en pleno bullicio de la Parte Vieja, la terraza del Tamboril es otro de los puntos clave en los que disfrutar de una noche de verano. Y como broche de oro para una jornada gastronómica, en Kapadokia (Calle Arrandegui, 10) puedes rematar con el pintxo de sandwich de rabo de toro. Un establecimiento que respira buen rollismo y juventud en el que alargar la noche con un gin tonic al ritmo de la música.