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Un error garrafal que comprometió la seguridad nacional. Un periodista estadounidense fue incluido en un chat grupal en el que el jefe del Pentágono, Pete ... Hegseth, y otros altos funcionarios de la Administración Trump discutían planes de guerra. En concreto, dos horas antes de los ataques del ejército norteamericano contra los rebeldes hutíes de Yemen el pasado 15 de marzo. Una filtración confirmada por la Casa Blanca, aunque asegura que el presidente sigue «teniendo la máxima confianza en su equipo» y puntualiza que no se compartió información clasificada en el grupo.
El jefe de redacción de la revista 'The Atlantic', Jeffrey Goldberg, reveló en un artículo publicado este lunes que Michael Waltz, el asesor de Seguridad Nacional, lo agregó por error al chat de texto en la aplicación de mensajería comercial Signal, donde recibió el aviso antes de que se lanzara la ofensiva contra los inurgentes yemeníes el 15 de marzo. En este grupo creado a principios de mes también estaban el vicepresidente, JD Vance; el secretario de Estado, Marco Rubio; la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard; y el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), John Ratcliffe, entre otros altos cargos.
Esta extraordinaria brecha de seguridad no tiene precedentes. Y es que no es sólo que el periodista fuese incluido en el chat sin que nadie se percatase de ello, sino que la conversación se produjo fuera de los canales gubernamentales seguros que normalmente se utilizan para la planificación de guerra, manejando información clasificada y altamente sensible. «Hasta el texto de Hegseth del sábado, se trataba principalmente de textos de procedimiento y política. Luego se convirtieron en planes de guerra, y, para ser sincero, eso me dio escalofríos», confiesa Goldberg.
«La información contenida en ellos, de haber sido leída por un adversario de Estados Unidos, podría haberse utilizado para perjudicar al personal militar y de inteligencia estadounidense, especialmente en Oriente Medio». Según 'The Atlantic', la documentación compartida en el grupo incluía detalles sobre las armas utilizadas, los objetivos y los horarios del ataque contra los hutíes.
De forma anónima en declaraciones al diario 'The New York Times', varios funcionarios del Departamento de Defensa han expresado su preocupación por la filtración en una plataforma de mensajería instantánea como Signal. Mantener este tipo de conversaciones fuera de canales seguros podría constituir una violación de la Ley de Espionaje, una norma que regula el manejo de información confidencial. Asimismo, consideran que revelar planes de guerra operativos antes de los ataques planificados pudo poner en peligro a las tropas estadounidenses.
Según el relato de Goldberg, el 14 de marzo el vicepresidente Vance expresó sus dudas sobre llevar a cabo esta operación, y comentó que odiaba «rescatar a Europa de nuevo», ya que los ataques hutíes contra navíos afectaban más a los países del Viejo Continente que a Estados Unidos. Sólo el 3% del comercio estadounidense pasa por el Canal de Suez, en comparación con el 40% del europeo.
El secretario de Defensa responde dando la razón a Vance: «Comparto plenamente tu rechazo al gorroneo europeo. Es patético. Pero Mike tiene razón: somos los únicos en el planeta capaces de hacer esto. Nadie más se acerca. La cuestión es el momento oportuno. Creo que ahora es un momento tan bueno como cualquier otro, dada la directiva del presidente de los Estados Unidos de reabrir las rutas marítimas».
La propia Casa Blanca ha confirmado la veracidad de los diálogos publicados por la revista. «El hilo de mensajes que se informó parece ser auténtico y estamos revisando cómo se agregó un número erróneamente», dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Brian Hughes.
Hegseth, un expresentador de televisión conservador sin experiencia al frente de organizaciones de la talla del Pentágono, no ha asumido la responsabilidad por lo acontecido. Al contrario, lo niega todo. «Nadie estaba enviando planes de guerra y eso es todo lo que tengo que decir al respecto», respondió al ser preguntado por los medios de comunicación a su llegada a la base de la Fuerza Aérea Hickam, en Hawai. El secretario de Defensa aprovechó su intervención para cargar contra Goldberg, al que tildó de «engañoso y muy desacreditado supuesto periodista que ha hecho una profesión de vender bulos una y otra vez». «Es ese tipo de tío que trabaja con basura. Eso es lo que hace», agregó.
En la misma línea se pronunció este lunes su superior, a pesar de que su gabinete ha confirmado la filtración. «No sé nada sobre esto», aseguró Trump más temprano cuando le preguntaron sobre la inclusión del reportero en las conversaciones. «Lo estoy oyendo de ustedes por primera vez», respondió el mandatario ante la prensa. En cualquier caso, aprovechó para dejar claro que «el ataque fue muy efectivo».
24 horas después, el presidente ha defendido a su asesor para Seguridad Nacional. «Waltz ha aprendido la lección, es un buen hombre», ha expresado en una entrevista telefónica en la cadena de televisión estadounidense NBC, en la que ha subrayado que la presencia en el grupo del periodista, Jeffrey Goldberg, «no tuvo impacto alguno» en la operación militar contra los rebeldes hutíes en Yemen.
Asimismo, ha explicado que el número del periodista habría sido agregado a la conversación por un miembro del equipo de Waltz. «Un trabajador metió su número ahí». Al mismo tiempo ha recalcado que el incidente «es el único fallo técnico en dos meses» y no considera «grave» lo sucedido.
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