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Podría ser el nombre de una película de James Bond, pero en realidad se trata de una trama de espionaje en la que Cristiano Ronaldo, entonces jugador del Real Madrid, se vio implicado de forma involuntaria. Andreas y Heidrun Anschlag, como se hacían llamar, eran un matrimonio más que llevaba una vida normal en la pequeña localidad alemana de Marburgo, Fráncfort. Aunque tenían pasaporte austríaco -que posteriormente se comprobó que era falso- a sus vecinos les dijeron que eran de origen sudamericano. Andreas acudía a diario a su trabajo como ingeniero en una empresa automovilística y Heidrun era ama de casa y cuidaba a su pequeña hija, que desconocía a lo que se dedicaban en realidad sus progenitores. Llevaban una vida aparentemente normal salvo por una cosa, «hacían largas llamadas telefónicas en el jardín, incluso en pleno invierno». Y todo a cambio de un sueldo anual de 90.000 euros, hasta que en 2011 fueron detenidos.
La vida de espías del matrimonio Anschlag se prolongó durante 23 años, ya que fueron reclutados por el Kremlin tras la caída del Muro de Berlín, En esos años, según 'The Sun', se encargaron de filtrar, primero a los servicios secretos soviéticos y luego rusos, todo tipo de documentos de la OTAN, de la ONU y de la Unión Europea. Todo ello con un método conocido como 'dead drops' (puntos muertos), que consistía en dejar memorias usb en lugares secretos que posteriormente cogían para filtrar su contenido al Kremlin a través de comunicaciones de radio y enlaces satélites. Pero su carrera como espías llegó a su fin cuando se descubrió que un funcionario del Ministerio de Exteriores de Países Bajos les había estado suministrando información clasificada.
Con el avance de la tecnología, descubrieron que podían pasar esa información clasificada de una forma más sencilla y, a priori, menos sospechosa. El método era a través de las redes sociales y vídeos de YouTube, como explica el excorresponsal de la BBC, Gordon Corera, en su libro Russians Among Us ('Rusos entre nosotros'). Y así fue como surgió la idea de utilizar vídeos con jugadas de Cristiano Ronaldo para mandar los mensajes encriptados. Bajo el nombre del usuario @Alpenkuh1 ('vacaalpina1'), los Anschlag contactaban con @crsitanofootballer, el usuario que utilizaban los servicios secretos rusos.
«YouTube proporcionó una nueva forma de comunicación encubierta. La pareja y los agentes de la KGB crearon cuentas con meses de diferencia y publicaron comentarios en vídeos de Cristiano Ronaldo, la estrella del Real Madrid entonces», señala Corera. Entre regates, goles y celebraciones de Cristiano Ronaldo, los Anschlags dejaban comentarios aparentemente inofensivos como «'¡Genial vídeo, y la canción es increíble!'», a los que desde la otra cuenta, vinculada al Kremlin, se respondía «'Corre y juega como un demonio'», apunta Corera. Posteriormente, los investigadores descubrieron que esas inofensivas frases contenían unos patrones concretos en los que se ocultaban mensajes encriptados que sólo se podían entender en el Kremlin.
Aunque fueron detenidos en octubre de 2011, no fueron juzgados hasta julio de 2013, cuando un tribunal alemán condenó a Andreas a seis años y medio de cárcel y a cinco años y medio a Heidrun. Después de 24 meses en prisión, ambos fueron deportados a Rusia en un intercambio de prisioneros. Lo que no sabemos es si disfrutaban con los goles de CR7.
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