La Fiscalía califica de «atentado islamista» el atropello masivo de Múnich

Tilmann ha informado este viernes que el acusado de los hechos, un peticionario de asilo de origen afgano, identificado como Farhad N., de 24 años de edad, ha confesado que actuó por motivos religiosos y ha destacado que en el mismo momento de su detención gritó «Alá es grande» y comenzó a rezar, de ahí que la investigación fuera asumida con tanta rapidez por su oficina.

Un portavoz de la fiscalía general muniquesa ha señalado además que el sospechoso había lanzado varios mensajes en redes sociales de contenido religioso y visitaba regularmente una mezquita. Subrayó que, sin embargo, no existen indicios de que pertenezca a alguna organización islamista o terrorista, aunque se están investigando aún en profundidad sus actividades en redes sociales.

La directora del ZET elevó a 36 el número de heridos en el atropello y señaló que dos se encuentran en estado crítico, uno de ellos una niña de tan solo dos años de edad.

El sospechoso llegó en 2016 como refugiado menor de edad a Alemania, procedente de Afganistán a través de Italia. Se le concedió una suspensión temporal de la deportación y posteriormente un permiso de residencia y trabajo hasta octubre de 2023, que fue prorrogado hasta el 22 de abril de 2025. Trabajaba hasta ahora como guardia de seguridad en comercios y tiendas.

Así, en contra de las primeras informaciones incorrectas, residía legalmente en Múnich y carece de antecedentes penales. En Baviera había una causa contra él por fraude en el cobro de prestaciones por desempleo, un procedimiento que fue sobreseído mediante el pago de una multa.

El auto utilizado para el atropello, un Mini Coopper de color blanco, está legalmente registrado a nombre del autor del atentado y lleva matrícula de la vecina localidad de Rosenheim porque su anterior propietario residía allí. La fiscalía general de Múnich le acusa entre tanto de intento múltiple de asesinato y de lesiones físicas en 36 casos y ha ordenado que sea sometido a un análisis psiquiátrico.

La fiscalía muniquesa ha señalado que el sospechoso actuó solo y que no hay indicios de la existencia de cómplices. Se analiza su teléfono móvil, a través del que se comunicaba mayoritariamente en árabe y han hallado registros de cómo se despidió de su familia antes del atentado: «Mañana ya no estaré aquí».

El joven afgano lanzó su vehículo contra un grupo de varios cientos de manifestantes que protestaban en el centro de Múnich convocados por el sindicato de servicios públicos Verdi para exigir aumentos salariales y otras mejoras laborales en la negociación actual del convenio para el sector. Entre los manifestantes había personal sanitario, trabajadores de la recogida de basuras y empleadas de guarderías municipales.

Al parecer el autor del atropello se situó inicialmente detrás del coche patrulla de la policía que escoltaba el final de la marcha sindical, que adelantó tras acelerar su velocidad y atropellar a los manifestantes, que en ese momento le daban la espalda.