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Jesús Núñez – economista y exmilitar – es experto en relaciones internacionales y prevención de conflictos violentos y un analista de los escenarios bélicos desatados en el mundo. 'Tambores de guerra: una visión desde la Unión Europea» será el título de su conferencia, a las 19.00 ... horas de esta tarde, organizada en el Museo de San Telmo dentro del ciclo 'Desafíos' con la colaboración de la revista de pensamiento 'Galde'.
–Vivimos en un mundo cada vez más inseguro en el que se ha roto el orden tradicional. ¿Hacia dónde vamos?
–El problema principal es el enorme deterioro, el colapso de un consenso internacional basado en normas, La alternativa a ese orden es hoy la ley de la jungla. La ONU ha quedado convertida en un actor impotente. El líder mundial, Estados Unidos, muestra un deterioro también muy acusado de su capacidad de liderazgo. Todo eso genera un descontrol que está disparando a las fuerzas centrífugas. Hay un interés muy claro por parte de Benjamin Netanyahu por prolongar y ampliar el conflicto. Cree estar en una ventana de oportunidad para rematar la tarea de conseguir el dominio total de la Palestina histórica. Y de ahí lo que está haciendo en Gaza y en Cisjordania. Cree que tiene capacidad para modificar las fronteras con Líbano y muestra la intención de crear un nuevo orden regional. Por contra, no veo a Irán con la intención de provocar una escalada abierta. Son conscientes de que su inferioridad de medios, de capacidades frente a Israel, les podría suponer un castigo insoportable. Unos y otros alimentan una dinámica de acción y reacción que puede escapar a su control.
–Israel justifica su ofensiva en su derecho a la defensa...
–Sí, realmente, si echamos mano de lo que decimos expertos en derecho internacional, en primer lugar, Israel no tiene derecho a la legítima defensa en el territorio de Gaza y Cisjordania, por la sencilla razón de que ese es un principio establecido entre Estados. Y este es un territorio ocupado. Y lo que dice ese mismo derecho internacional es que el ocupado tiene derecho a la resistencia armada contra el ocupante. A eso se le añade el dictamen de la Corte Internacional de Justicia, que establece que la ocupación de Gaza y Cisjordania es ilegal, y que Israel debe abandonar esa zona. En definitiva, Netanyahu está en una huida hacia adelante, buscando, por encima de todo, mantenerse en el poder. Porque sabe que es el responsable del fracaso de seguridad de los ataques de Hamas del 7 de octubre.
–El viejo sueño de los dos estados parece inviable, ¿no?
–Es una frase vacía de contenido hoy en día. Cuando se hace referencia a la solución de los dos estados, se pasa por alto que ya Israel lleva décadas encargándose de que sea inviable la existencia de un estado realmente soberano en la zona, puesto que ha destruido toda la posibilidad que hay, empezando por la no continuidad territorial de ese hipotético estado palestino. Ya hemos llegado tarde a esa posibilidad.
–¿Cómo analiza el papel de España en este contexto?
–Depende con qué lo comparemos. Si lo comparamos con algunos otros gobiernos que directamente no quieren ver lo que está ocurriendo allí, y por cuestiones o bien estrictamente comerciales o por complejos históricos acumulados, se siguen alineando al lado de Israel, al margen de la legalidad internacional, en ese caso, España, el Gobierno español, ha tenido gestos que me cabría calificar incluso de valientes, en el sentido no solamente de poder reunirse con Netanyahu, como hizo el presidente del Gobierno español hace unos meses, para criticar lo que estaba haciendo sobre el terreno, sino también el reconocimiento del Estado de Palestina, añadiéndose a otros países, a más de 140 países, en cualquier caso, que ya lo habían hecho antes. Dicho eso, por lo tanto, desde ese punto de vista, cabría calificarlo de positivo y valiente incluso. Pero, en cualquier caso, estamos moviéndonos en el terreno de los gestos. Y lo que menos necesitamos ahora mismo ya son gestos, necesitamos hechos. Y los hechos tienen que ver con las relaciones comerciales, tienen que ver con el tratamiento de los productos que han sido fabricados en los asentamientos ilegales que Israel tiene en Cisjordania, y es ahí donde se ve la falta de voluntad política para ir más allá.
–¿Sería el momento de aplicar sanciones internacionales?
–Hace mucho tiempo que deberían haberse aplicado sanciones internacionales.
–Otro conflicto también que no está en este momento en el foco central, aunque lo ha estado, es la guerra de Ucrania. En este momento, ¿cómo ve en estado de la contienda?
–En la actualidad, yo creo que ya estamos situados en el contexto de una guerra de desgaste. En los ya dos años que llevamos desde la invasión de febrero del año 2022, ha habido momentos en los que podíamos decir que Rusia no había perdido la guerra pero la estaba perdiendo. Podemos decir que no ha ganado la guerra pero la está ganando y el paso del tiempo no modifica las circunstancias actuales en la medida en la que como digo, demográfica, industrial y económicamente tiene más capacidad para poder soportar un esfuerzo bélico durante mucho más tiempo. Eso no da la victoria definitiva a Rusia, puesto que no está en condiciones de conseguir todos sus objetivos, que básicamente era colocar a Ucrania bajo su órbita. Pero desde luego entendiendo que Ucrania es un interés vital para Rusia, cabe imaginar que no va a cejar en el empeño ni abandonar un país donde tiene intereses tan claros y que está dispuesta a seguir adelante hasta conseguir unas condiciones que lleven a lograr al menos el control de una parte del territorio.
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