Pascale Coissard describe el horror que se vive en Gaza, un territorio totalmente destruido. MSF

«El nivel de destrucción en Gaza no lo había visto nunca: en los hospitales no hay ni gasas»

Pascale Coissard, coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras, relata la situación que se vive en la Franja, de donde acaba de volver por segunda vez

Bruno Parcero

San Sebastián

Miércoles, 23 de octubre 2024, 20:43

Pascale Coissard (Francia, 1984) es coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras y se pasó este martes por Donostia para contar su experiencia en la Franja de Gaza, de donde acaba de regresar de su segunda misión. Allí ha dirigido el trabajo de los equipos ... humanitarios, además de encargarse de su seguridad, y ha podido comprobar que la situación desde su primera visita a comienzos de años, lejos de mejorar, ha ido a peor.

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- ¿Cómo se ha encontrado Gaza en su segunda misión?

- Poder comparar la situación en la que ahora se encuentra Gaza con lo que vi hace meses ha sido muy duro. Lo primero que me ha impactado en esta segunda visita ha sido la destrucción material, que ya era muy grande en diciembre y en enero pero que ha ido a peor. Entonces, en diciembre, no pudimos ir a Jan Yunis porque era el momento de la gran batalla y esta vez pude pasar por allí y vi la destrucción total de toda la zona.

- ¿Y lo segundo?

- Ver el estado en el que se encuentran mis compañeros palestinos de Médicos Sin Fronteras. Están agotados y prácticamente han perdido la esperanza. Cuando les dejé en enero todavía se hacían ilusiones con un posible alto el fuego y ahora ya no se creen nada. Además, durante estos meses han perdido a familiares, amigos, sus casas y se han tenido que desplazar una y otra vez. Impacta ver el estado mental y físico tanto de ellos como de la población.

«El estado de salud de la gente, tanto físico como mental, que está muy deteriorado»

- Hábleme de la población...

- En enero, cuando estuvimos en Rafah, la esperanza de la gente era poder volver a sus casas del norte, pero la gran mayoría ha visto cómo sus casas han sido destruidas y saben que va a ser muy difícil que algún día puedan volver porque solo hay ruinas. Y luego está el estado de salud, tanto físico como mental, que está muy deteriorado. La gente vive en tiendas desde hace prácticamente un año. Han pasado frío, han pasado calor, no tienen apenas agua. Todo el mundo tiene que hacer cola para poder conseguir algo de agua y no tener agua significa no poder cocinar, no poder beber, pero también no poder lavarse, lo que hace que desarrollen un montón de enfermedades. El estado de salud de la gente en estos meses es mucho peor. Además se ha destrozado el sistema de salud. Los hospitales en los que estuvimos en Rafah ya no existen.

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- ¿Cuántos hospitales están operativos actualmente?

- Digamos que hay algunos que están operativos de manera parcial en el norte de Gaza y hacen lo que pueden. Los que sí están casi completamente operativos son el Hospital Nasser, en Jan Yunis y el Hospital Al-Aqsa, en el centro de Gaza. Estos dos están funcionando pero el resto funciona de manera muy parcial. Luego hay varios hospitales de campaña de varias ONGs, entre ellas Médicos Sin Fronteras, que están intentando paliar la situación, pero no dan abasto.

- Que esos dos hospitales estén operativos no quiere decir que tengan lo necesario...

- Exacto. El aprovisionamiento es otro gran problema porque la ayuda humanitaria, y de manera general todo lo que se pueda necesitar en Gaza, entra a cuentagotas. A veces algunos elementos que llegan se consideran peligrosos y no los dejan entrar. El aprovisionamiento es extremadamente difícil y no es algo nuevo, hace meses que es así. Cuando estuve a comienzos de junio no entraba nada desde el 6 de mayo. Estuvimos dos meses sin que entrara un camión de aprovisionamiento con ayuda humanitaria. Nos faltaba de todo y en algún momento nos llegaron a faltar gasas. Era común tener falta de medicamentos.

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«Las muertes invisibles son muchísimas. Hablamos de personas que fallecen por heridas que podían ser curables, de personas que tienen enfermedades crónicas, de personas que tienen un cáncer...»

- Y a eso se suma, como decía antes, que el estado físico y mental de los médicos palestinos no es el mejor...

- Imagínate tener que intentar sobrevivir en condiciones durísimas, viviendo en tiendas, teniendo que hacer colas para conseguir agua... Y además de eso trabajar para asistir al resto de tus compatriotas. Es extremadamente difícil.

- Se habla mucho del número de fallecidos en los bombardeos y se obvia el número de personas que muere por no poder ser convenientemente atendidos...

- Son las muertes invisibles, personas que fallecen por heridas que podían ser curables y que no han tenido los medios. Hablamos también de personas que tienen enfermedades crónicas y no tienen acceso a medicamentos para seguir su tratamiento, personas que tienen un cáncer y no pueden salir para ser atendidas...Son muchísimas muertes invisibles.

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- ¿Tienen alguna estadística al respecto?

- He leído en alguna revista que se hablaba de entre 180.000 y 200.000 personas. No es una cifra oficial pero parece creíble.

«La forma que tengo de cuidar a los pacientes y a mis compañeros es intentar garantizar su seguridad. En Gaza es un reto casi imposible porque es imposible saber dónde va a caer una bomba»

- Usted se encarga, entre otras cosas, de la seguridad del personal médico. ¿Es posible conseguir un entorno mínimamente seguro en las condiciones actuales?

- Esto es lo más difícil de mi trabajo. Como personal no médico, la forma que tengo de cuidar a los pacientes y a mis compañeros es intentar garantizar su seguridad. En Gaza es un reto casi imposible porque es imposible saber dónde va a caer una bomba. Hay zonas humanitarias pero hemos visto cómo se han bombardeado desde hace meses. Intentamos usar todos los medios a nuestro alcance para asegurar que no nos vaya a pasar nada, pero esa posibilidad siempre existe.

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- ¿Ha perdido a compañeros?

- En Médicos Sin Fronteras hemos perdido a siete compañeros. Todos palestinos.

- ¿Tiene alguna esperanza en que este conflicto pueda resolverse, digamos, en un futuro próximo?

- Lo que vemos ahora es que esta guerra se está extendiendo incluso a otros países de la región. Eso no es muy esperanzador, pero todas las personas que creemos en la humanidad estamos haciendo un llamamiento al alto el fuego. Es la única forma en la que podremos atender a todas las personas que lo necesitan.

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«La destrucción, además de material, ha sido también a nivel social y mental. La reconstrucción de Gaza será larguísima»

- Viendo la devastación, ¿tiene algún futuro la Franja de Gaza?

- Es difícil imaginárselo sabiendo que no queda nada. Un ejemplo: en agosto se intentó retomar la enseñanza pero no hay escuelas. Hace casi un año que los niños no van a la escuela. Ya no es el miedo a que caiga una bomba, sino que la destrucción, además de material, ha sido también a nivel social y mental. La reconstrucción de Gaza será larguísima y no será solo lo material. Será también el apoyo en cuestiones como la salud mental, el apoyo a las miles de personas que van a necesitar ayuda porque se han quedado con alguna discapacidad. Va a ser un reto enorme.

- Usted ya ha estado en más conflictos. ¿Había visto algo parecido?

- He estado en varios conflictos y de verdad que este nivel de destrucción, a tantos niveles, no lo había visto nunca. En mi experiencia vital y profesional, ver tantos escombros, tantas vidas destrozadas, tantos sueños rotos, en un territorio tan pequeño... Esto es algo que no había visto nunca.

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- ¿Volverá una tercera vez?

- Puede ser que vuelva.

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