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j. fernández y n. cayado
Durango
Viernes, 7 de enero 2022, 06:37
La lotería de El Niño apenas dejó algo más de medio millón de euros en Euskadi. Lo hizo a través del número 44469, dotado con el segundo premio y vendido a través de cinco décimos en Gipuzkoa, uno en Bizkaia y algún otro en Álava. ... Fue vendido en todas las comunidades del Estado, salvo en La Rioja, donde cayó el Gordo.
En total Euskadi recibió algo más de 500.000 euros, poca recompensa para una comunidad que jugaba 22,43 euros por habitante, por encima de la media española que se sitúa en 17,5. El pellizco de El Niño más jugoso se lo llevaron unos pocos afortunados a través del camping de Haro en La Rioja, y de Adela Barriocanal.
Cuando Adela estaba al frente del Cesto, uno de esos bares de casta que atendía junto al hospital de Siervas de Jesús, se apuntó al número 41665, que ha venido compartiendo desde entonces con un grupo de amigos; una costumbre que mantuvo incluso al hacerse cargo del bar del camping de Haro hace apenas tres años. La constancia se ha convertido en su mejor aliada, porque por la localidad jarrera, también por Bilbao y Anguciana, rulan «unos trece o catorce décimos» del primer premio que suponen entre 2,6 y 2,8 millones de euros. Lo curioso es que ayer estaba en Benidorm, haciendo un viaje en submarino, a la hora del sorteo. «Van a cantar nuestro número cuando estemos sumergidos en el Mediterráneo», vaticinó su esposo, Moisés. Lo clavó.
Sorteo extraordinario de El Niño
maría josé aTIENZA
En Durango, Fernando Revuelta, que vendió un único décimo del segundo premio en la tienda de revistar Ikerfer, estaba «muy contento» al ser el «único» lotero de Bizkaia que repartió algo de fortuna. Hace un año también vendió un boleto premiado con el Millón en el sorteo de Euromillones y recientemente, un primer premio de la Lotería Nacional.
En Vitoria, el segundo premio visitó la administración de lotería del centro comercial E. Leclerc en Zabalgana. «Es el mejor regalo de Reyes», apuntaba la dueña de la oficina, Miriam Sarasua, antes de colgar de su pared «el cartel que me faltaba» para completar la colección. Porque este es el decimocuarto premio que reparte desde que abrió sus puertas en 2012. «Me propuse llenar las paredes de premios y voy por el buen camino». No sabía «cuántos décimos» vendió.
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