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El agua no deja de bajar de Ipuliño, Uli y otros muchos lugares en Berastegi. La gran cantidad de lluvia y la nieve derretida de la última nevada han hecho que Aintzerga vuelva a inundarse y aparezca su caprichosa laguna de Lindozulo. Cuatro patos nadaban ... en sus frías y tranquilas aguas, ajenos al paso de vehículos por la A-15, mientras el granizo golpeaba sus pequeños cuerpos.
Granizo que daba paso a algunos copos blancos que auguraban otra jornada invernal en este frío y húmedo otoño en el que se puede disfrutar de bellas estampas como la que se encuentra el paseante en Berastegi, junto a la carretera por Urto hasta Leitza.
Aintzerga se inunda casi todos los inviernos en los que se registran grandes nevadas o abundantes lluvias, pero lo habitual según cuentan los lugareños es que eso se produzca los meses de febrero o marzo, porque la tierra está muy mojada y todo lo que llega hasta aquí se acumula. Este año, la tierra no es capaz de absorber toda el agua que se va acumulando y se va quedando estancada en los terrenos cercanos a la carretera. Así se llena Lindozulo cubriendo con agua los prados del valle. En algunos puntos la profundidad ya ronda la docena de metros de altitud.
Un verano nada seco y un otoño con abundantes precipitaciones de lluvia, a lo que hay que añadir la falta del viento del Sur que este octubre no ha hecho casi acto de presencia, hace que haya «mucha humedad y eso se nota. Además, las fuentes que hay por toda esta zona vienen con gran cantidad de agua. Solo hay que subir hacia Uli o Ipuliño para ver cuanta viene del monte», comenta un berastegiarra junto al lago.
El valle de Aintzerga se ha formado por la erosión y hundimiento de las rocas calcáreas y yesos que lo componen, posee unos suelos que filtran el agua de manera limitada, formando una red subterránea que aflora en época de lluvias, llegándose a ver una gran laguna en la zona. Todavía está en el recuerdo de los lugareños las inundaciones de 1983. Tras días lloviendo mucho hubo grandes problemas en Tolosa o en Ibarra, Lindozulo empezó a llenarse a las 8 de la mañana y a las 12 del mediodía estaba hasta arriba. «Fue impresionante y las cosas se pusieron muy feas».
Al parecer en cuestión de cuatro horas miles de litros de agua se acumularon hasta alcanzar y superar «más de veinte metros de altitud que hay en algunas zonas» y una vez superado ese volumen de agua, «por las propias características del terreno, el agua cae hacia la vía verde del Plazaola desembocando en el río Leitzaran. No suele haber normalmente problemas en el otro lado, hacia la carretera, porque la propia caída del terreno arrastra el agua hacia la antigua vía, pero ha llovido mucho durante los últimos días y se está acumulando en toda la zona», apuntan los vecinos de la zona.
El agua sigue su curso hasta el río Oria siguiendo el curso del río Leitzaran, aunque existe otro sumidero que despierta debate sobre dónde desemboca. «Nosotros siempre hemos escuchado que hace ya muchos años, realizaron a modo de experimento, una prueba para descubrir dónde aparecía el agua de Lindozulo. Al parecer vertieron pintura y según contaban nuestros mayores cuando éramos unos chavales, apareció en la zona del río Araxes. Ahora, dicen que el agua sale en Elduain, en la zona del caserío Sales pero nosotros siempre escuchamos la otra versión», comenta un berastegiarra.
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