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Enorme árbol que comienza a llenarse de colores ocres. belauntzaran

Danbulintxulo y sus robles milenarios estrenan el otoño

Estas joyas navarras, enormes y con caprichosas formas, se encuentran en el parque de Etxarri-Aranatz

Domingo, 17 de octubre 2021, 07:42

En el fondo del valle de Sakana, entre Aralar y Urbasa, se encuentra un enorme bosque de robles milenarios. Durante generaciones los habitantes de Etxarri-Aranatz han crecido y vivido junto a estos ejemplares que alcanzan grandes dimensiones y que han adoptado peculiares formas que ... les hacen destacar sobre el resto de sus hermanos.

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Pedro, un vecino de la localidad navarra, pasea a diario entre los hermosos árboles. El etxarriarra, que ronda los 80 años, relata cómo siendo un niño, junto al resto de su familia se acercaban hasta el bosque «para recoger con un rastrillo las hojas que se encontraban en el suelo para después utilizarlas como »camas« del ganado que pasaba el invierno en la cuadra de nuestra casa. Después, era utilizado como abono de las huertas...». Además relata cómo eran aquellas jornadas de otoño en las que se acercaban hasta al robledal para hacer acopio de la leña que calentaría su casa durante el duro invierno. Tampoco olvida cómo cerdos, ovejas, vacas y yeguas mantenían limpio el bosque mientras pastaban por sus tierras.

El paseo entre los enormes robles es muy tranquilo. belauntzaran

Joyas gigantes

El robledal milenario, como se le conoce, se sitúa en el paraje Danbulintxulo de Etxarri Aranatz. Es una de las joyas de Navarra que estas últimas semanas están sufriendo esa preciosa transformación antes de la llegada del invierno, cuando los tonos naranjas, ocres, marrones, se mezclan con los verdes que a duras penas se mantienen.

Este precioso paraje situado junto al camping de la localidad navarra está poblado de ejemplares de roble albar (Quercus robur). Árboles centenarios que llegan a medir dieciséis metros, un perímetro de 12 y un diámetro de copa de 21 m, junto con sus siete brazos. Enormes bestias arbóreas que se erigen a lo largo de una ruta debidamente señalizada de unos 5 km de longitud y sin apenas desniveles, que coincide en determinados tramos con la Ruta Botánica (SL-NA-134). Ejemplares que se muestran espectaculares con sus grandes dimensiones pero también por sus formas caprichosas y disposiciones extrañas, que llaman la atención. Se trata en algunos casos de figuras naturales de gran singularidad. Como el ejemplar que se mantiene sobre «dos patas» y despierta gran interés porque uno puede imaginar una enorme jirafa, un elefante o un dinosaurio por la posición de su tronco y ramas.

Joyas naturales que conoce perfectamente Daniel Torrente. El guía de la empresa Mirua, que ofrece actividades de interpretación y observación de la naturaleza, despierta el interés de los visitantes que se acercan hasta el robledal, que en primer momento se pueden mostrar un tanto escépticos al ver las ramas de los árboles desprovistas de su abundante follaje.

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Torrente no duda al hablar del extraordinario bosque en otoño. «Los árboles son espectaculares en sí y sin las abundantes hojas que crecen en sus ramas lucen otro tipo de belleza. El vacío nos permite disfrutar mejor de sus espectaculares formas, que son muy caprichosas en muchos casos, y sobre todo de las extraordinarias dimensiones de sus troncos y ramas. Estas últimas a su vez, han adoptado esas formas a lo largo del tiempo, durante años y siglos, en algunos casos de manera natural y en otros con »ayuda de los hombres que han convivido con ellas«.

Este elefante despierta gran interés entre los visitantes. belauntzaran

Las visitas interpretativas que ofrece el guía de Mirua no se olvidan de estos últimos y relata cómo los vecinos de Etxarri-Aranatz en este caso «aprovechaban al máximo todo lo que los robles les ofrecían, desde las hojas, las ramas, la madera... Algunos de los ejemplares son trasmochos y han adoptado esas formas tan peculiares que tanto nos gusta observar, contemplar y fotografiar».

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Torrente destaca que la desnudez de los árboles es muy gráfica. «En esta época del año además de destacar el tono y los colores de las hojas también hay que resaltar que la desnudez de los árboles permite que haya más luz en el bosque y podamos disfrutar de la oportunidad de realizar excepcionales fotografías de los robles. Es un bosque diferente que luce en otoño una estampa totalmente diferente a la de primavera o de verano».

Lleno de habitantes

Los robles milenarios son los grandes protagonistas del parque situado en una zona de especial conservación, pero también lo son sus habitantes. Los enormes árboles de Etxarri-Aranatz son la casa o el refugio de aves, mamíferos, anfibios...

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«Con un poco de suerte podemos encontrarnos con algunos de los animales que pueblan el bosque durante nuestras visitas y si no hablamos de los lirones, jabalíes, zorros, o los cada vez más abundantes corzos. Entre las aves, tenemos que hablar de los milanos reales, que abandonan el bosque hacia tierras más cálidas dejando su espacio a los milanos negros que llegan desde el norte de Europa, o los pájaros carpinteros, aves nocturnas y otras aves que podemos ver o descubrir donde descansan. Tampoco podemos olvidarnos de los murciélagos que se han adueñado de los huecos de los viejos árboles o se introducen en las cajas colocadas en algunos de los robles. Además, podemos aprender muchas cosas de las ranas de las balsas que se forman a lo largo del robledal, entre las que se encuentra la rana ágil o la bermeja, un ejemplar, la primera, en proceso de recuperación en la zona de Navarra».

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