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Cruz construída en 1959 en Loatzo por Urrestarazu, Yaben, Saizar y Otaño miembros de Sukalde elkartea de Irura.

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Cruz construída en 1959 en Loatzo por Urrestarazu, Yaben, Saizar y Otaño miembros de Sukalde elkartea de Irura. Fotos: Belauntzaran
Mendira

Loatzo: vigía petreo de los amasarras

La discreta cima de 636 metros de altitud ofrece unas magníficas vistas de valles y montes, así como de Amasa ese bello rincón de Tolosaldea

Viernes, 11 de abril 2025, 13:59

Enormes piedras conforman algunos de los cerramientos de los terrenos que se encuentran a la cima de Loatzo (636 m.). Impresiona su tamaño que nos permite imaginar la fuerza y el esfuerzo de aquellos hombres que las colocaron de manera horizontal en las líneas inferiores, mientras en las superiores de manera vertical limitaban el paso del ganado a dichos espacios. Cientos de piedras que sin una forma definida, pero con cierta similitud reflejan el trabajo de harginak (canteros) que de manera consciente buscaban la perfección en estos 'monumentos' de montaña que tristemente se están perdiendo o destruyendo. Detrás de esos muros se encuentran muchas de dedicación, muchas manos endurecidas y gotas de sudor al sol o bajo la lluvia que bien merecen una mención, al menos.

Canteros, ganaderos o baserritarras están detrás de todas esos cerramientos de Amasa, en este caso, que durante siglos han cuidado el precioso entorno natural del barrio rural entre Villabona y el valle de Leitzaran. La existencia de Amasa fue anterior a la de Villabona. Según Auñamendi eusko entziklopedia «Amasa fue el núcleo original del municipio actual de Villabona-Amasa». Según datos del siglo XIV, recogidos en dicha enciclopedia, el uso y aprovechamiento de los montes comunes, provocó grandes pleitos y desavenencias entre Amasa y Villabona que dejaron de lado, para formar una sola villa. En fecha 18 de agosto de 1619 otorgaron una escritura de concordia entre ambas, la cual fue confirmada por el rey Felipe II en Madrid, el 9 de diciembre de 1620.

Antes de las diferencias mencionadas, los primeros habitantes de Amasa ocuparon sus preciosos rincones de forma continuada. Jon Aldaia, investigador de Aranzadi Zientzia Elkartea, esta misma semana ofreció una detallada conferencia en Subijana etxea sobre los restos de la época romana en dos cuevas de Amasa en las que incluso, han llegado a localizar elementos que nos transportan hasta de la Edad de Hierro.

Dichos restos se hallaban en la cueva de Garmendi y en la gruta de Aranerreka en las que Aldaia trabajó junto a su compañera Amaia Arranz a lo largo de 2024. El investigador de Aranzadi Zientzia Elkartea no escatimó en detalle sobre la importancia de los hallazgos que confirman que los alrededores de Amasa fueron ocupados de forma continuada.

Información MIDE

  • Acceso Tras llegar a la salida de Villabona por la N-1, tomamos la carretera de Amasa.

  • Horario El precorrido a un ritmo tranquilo ronda las 3horas. Muy interesante para conocer un rincón precioso del territorio. Recoemndable llevar track.

  • Distancia 10,02 km

  • Desnivel positivo 583 m

  • Severidad del medio 2

  • Dificultad orientación 2

  • Dificultad del terreno 2

  • Esfuerzo necesario 2

Los hallazgos de estos trabajos de excavación, tanto en la cueva de Garmendia (a nivel de la época romana) como en dos niveles de ocupación de Aranerreka, demuestran que los habitantes de las mismas mantuvieron la costumbre de acondicionar el suelo en piedra. Al parecer, es un aspecto que no se detecta en yacimientos de otra época y puede que sea una adaptación debido a la humedad de cuevas y grutas.

Según indicó Aldaia, «se ha ampliado la zona de trabajo de la última excavación de la cueva de Garmendi y, en contra de las suposiciones, se ha confirmado que esta estructura de piedra es una superficie conformada por lajas, y no un muro que cerrara el fondo de la cueva, como se pensaba inicialmente. En la nueva zona excavada se han encontrado restos de carbón, huesos y cereales carbonizados. No obstante, el grupo de trabajo de Aldaia y Arranz tiene previsto realizar una datación Carbono-14 a una de las huellas recogidas para conocer una cronología más precisa de la ocupación humana. Los investigadores creen, sin embargo, que la ocupación humana de la cueva podría oscilar entre la Edad del Hierro y la Época Romana».

Las investigaciones continuarán buscando ocupaciones más antiguas. En cambio, en los trabajos de excavación realizados en la gruta de Aranerreka, «se ha detectado una nueva ocupación asociada a una hoguera». Este hallazgo ha sido realizado en una capa posterior a la de la Edad del Hierro. Allí se han recogido una herramienta en hueso, restos de fauna y fragmentos de cerámica hechos a mano, lo que, según los investigadores, sugiere la ocupación romana. Este caso también se resolverá mediante la datación Carbono-14».

A nivel de la Edad del Hierro, «se han excavado los restos de una vivienda bien estructurada, con un fogón delimitado por bloques de piedra y fragmentos de una gran olla cerámica hecha a mano. También en este caso, las excavaciones continuarán para estudiar más detalles sobre las ocupaciones en la gruta de Aranerreka».

Desde Amasa hasta Loatzo

Loatzo es un buen lugar para disfrutar de unas magníficas vistas de Hernio, Gazume, Aizpel, Herniozabal... También de Burun-tza, o de Aiako Harria, Adarra e incluso, del mar Cantábrico con la isla de Santa Clara, Igeldo y otros muchos lugares al frente. Una visita a esta cima secundaria compensa y merece la pena, por la tranquilidad que le rodea y la belleza que le rodea.

Comenzamos la ruta en el parking adjunto la iglesia de San Martín de Tours. Siguiendo la carretera pasamos junto al antiguo lavadero y vemos en todo momento la loma de Loatzo a nuestra derecha. Avanzamos hasta el cruce que a su izquierda ubica al caserío Goikoetxegoikoa, para tomar un pequeño sendero al otro lado de la carretera. A la izquierda una señal vertical nos dirige por un camino de tierra hasta Erreka baserria. Dejamos este a la derecha, para seguir ascendiendo por una pista forestal en que discurre paralela a un riachuelo que baja con abundante agua. Entre bosques de coníferas castigados por los vientos, subimos sorteando más de un ejemplar caído que ocupa la vía.

Tras haber caminado unos cuatro kilómetros, vemos el caserío Alustiza, pero optamos por ascender la colina siguiendo las indicaciones verticales que nos anuncian la ubicación de Loatzo. El camino entre enormes árboles por una zona de pasto es ascendente en todo momento, pero las vistas nos invitan a hacer algunas paradas que además de ayudarnos a tomar aire, nos ofrecen unas estampas preciosas. Llegamos a una borda en un bosque de coníferas y seguimos el sendero que nos conduce de manera paralela a una antigua pared de piedras calizas que destaca entre el verde de la hierba y el azul del cielo.

Alcanzamos un collado antes de llegar a la mesa orientativa de Loatzo desde donde vemos la cruz y la borda de Balerio. Impresiona el silencio, a pesar del tránsito permanente de vehículos en la N-1 que se encuentran a nuestros pies. Las vistas espectaculares. Otra cima que deja buen sabor de boca, aunque no sea de las más altas de Gipuzkoa.

Comenzamos el descenso, coincidiendo en el primer tramo con la zona de ascenso hasta llegar al abrevadero de Alustiza. Desde allí seguimos la pista cementada que nos conducirá a Amasa nuevamente, tras recorrer unos tres kilómetros. Junto al caserío Musturiazpi un sendero a la derecha no acerca hasta ella. Un placer.

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