El bonito gesto de Malen Osa con la ikurriña: llegó exhausta a meta en la Zegama - Aizkorri pero no se olvidó de ondearla

Malen Osa se mostró radiante tras llegar a meta en la Zegama - Aizkorri. Y es que la atleta de Oñati, de apenas 21 años, se convirtió en la segunda mujer más rápida en completar la actual edición de esta popular maratón de montaña (4:35.20), sólo por detrás de la noruega Nordskar. Y, además, con el mérito extra de haberlo hecho en su estreno en esta competición. Es más, la guipuzcoana sorprendió a la multitud de aficionados con un bonito guiño a Euskadi cuando a pocos metros de la llegada recogió una ikurriña y la ondeó hasta cruzar la línea de meta.

La Zegama - Aizkorri tuvo un protagonista absoluto: Kilian Jornet. El catalán, todo una leyenda en el mundo de las carreras de montaña, volvió a demostrar que jugaba en casa y se impuso con una gran autoridad a todos sus rivales: era su undécima victoria en 12 participaciones. Palabras mayores. Sólo el marrroquí Elazzaoui y el keniano Kibet pusieron en riesgo su triunfo en momentos concretos de la prueba -y muy levemente además-. Nadie más. Excepto la lluvia, que le sorprendió en el tramo final de los 42,195 kilómetros y que le impidió romper todos los registros de la carrera.

Sin embargo, hubo una atleta que brilló con luz propia: Malen Osa. La atleta de Oñati, de apenas 21 años de edad, encaraba su estreno en la maratón de montaña con mucha ilusión y supo desenvolverse a las mil maravillas en las exigentes subidas y bajadas del trazado de la Zegama - Aizkorri. Tanto que fue capaz de finalizar esta prueba de las Golden Trail World Series en segundo lugar, sólo por detrás de la noruega Nordskar, con un tiempo de 4:35.20.

Eso sí, lo que más llamó la atención fue su entrada en meta. Y es que la oñatiarra quiso hacer un guiño a Euskadi antes de encarar la recta final. Por ello, en los últimos metros optó por aplaudir a la afición y chocar la mano a algunos de los cientos de seguidores que se agolpaban a lo largo del recorrido tras las vallas. Y en la última curva se acercó a donde se encontraba algún familiar o amigo para recoger la ikurriña. Y no lo dudó: pese al agotamiento extremo por los 42,195 kilómetros que acumulaban sus piernas la guipuzcoana agarró la bandera y la ondeó hasta cruzar la línea de meta. Allí, exhausta por el esfuerzo pero muy feliz, dejó caer la bandera, paró el reloj y lanzó varios besos al aire en señal de agradecimiento. Fue el colofón a una Zegama - Aizkorri que se convirtió un año más en un espectáculo .

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