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Algo especial guarda el Urola en cada uno de sus municipios y rincones. Siempre que lo visitamos, nos impresiona. Por algún motivo, es uno de esos lugares adonde nos gusta volver aunque nada cambie, aunque perdure el mismo paisaje que hace cientos de años. Mantiene su encanto natural y siempre nos impresiona. Esta semana, tal vez hayan sido los tonos verdes de sus grandes hayas que rozaban el amarillo fosforito o el blanco de su piedra caliza que destacaba más que nunca bajo un gigantesco sol, que en un cielo azul impresionante nos animaba a disfrutar de la vistas. ¡Qué vistas!
Desde la cima de Erlo (1.030 m.) gozamos de esas magníficas panorámicas con toda la sierra de Aizkorri, la de Aralar, Pagoeta, Hernio, Gazume, Udalatx... mientras yeguas y potros disfrutaban de la paz y tranquilidad a los pies de un silencioso Erlo. Dentro de la línea de Izarraitz, Erlo es la cumbre más elevada de este macizo, en el que además destacan Kakueta (924 m.), Sesiarte (755 m.), Otarre (662 m.) y Xoxote (930 m). Los límites del macizo de Izarraitz los marca, al Norte, la franja litoral; al Este, el valle del Urola; al Oeste, el valle del Deba, y, al Sur, el valle de Iraurgi, con Azpeitia y Azkoitia.
El macizo de Izarraitz, que se sitúa en los términos municipales de Azkoitia, Azpeitia y Zestoa, está declarado Espacio Natural Protegido y cuenta con 1.531,5 ha. Muy cerca de la cumbre más destacada se encuentra la cima de Xoxote (930 m.) donde nos encontramos su buzón, pero si esta cima es conocida es por la espectacular imagen de San Ignacio. Se trata de un punto de referencia desde muchos de los rincones del Urola, y se ubica en Xoxote, aunque no se encuentra en su cima, sino muy cerca de ella. La estatua del patrón de Gipuzkoa y Bizkaia fue colocada hace casi 62 años e inaugurada un 15 de julio de 1956, coincidiendo entonces con el 400 aniversario de la muerte del santo de Loiola. Se trató de una iniciativa montañera y religiosa. La iniciativa partió del grupo de montaña Aldatz-Gora de Bilbao, perteneciente a la congregación de los luises de la capital bilbaína, como aportación al año ignaciano que se celebraba tanto en Gipuzkoa como en Bizkaia con Loiola como epicentro.
El escultor vizcaíno Jesús Torre diseñó la estatua y las crónicas de aquellos años destacan el interés que generó su inauguración, que se llevó a cabo en medio de una gran expectación y arropada por unos mil montañeros, con la presencia de monseñor Aranburu, obispo de Wuhu (China).
Precisamente su enorme tamaño provocó grandes dificultades a la empresa encargada de instalarla en la cima de Xoxote (912 m.). Dificultades sobre todo a la hora de transportar los pesados materiales traídos desde Bilbao. Para superarla los montañeros bilbaínos se pusieron en contacto con los miembros del club Lagun Onak de Azpeitia, presidido entonces por Miguel Arregi Iturbide. Fueron los montañeros azpeitiarras los que, valiéndose de mulas, se hicieron cargo de subir todo el material hasta las alturas del Izarraitz y desde entonces el hijo de Azpeitia preside todo el Urola protegiendo a sus habitantes y devotos que se acercan hasta el precioso valle.
Izarraitz guarda otro interesante tesoro que ha permanecido impasible al paso del tiempo. Se trata del nevero de Xoxote, uno de los mejor conservados de Euskal Herria y que en nuestro ascenso a Erlo habremos visto en Azketa. Se trata de un curioso nevero cubierto por una cúpula, en el que se acumulaba la nieve que caía en invierno para utilizarla en los meses cálidos. Sin embargo, es un nevero orientado al sur, algo nada apropiado para la conservación de la nieve. Según un estudio realizado por Angel M. Calvo, miembro del Departamento de Etnografía de la Sociedad Aranzadi, «en la actividad de la nieve y su entorno había gozado de gran popularidad durante los siglos XVII, XVIII y XIX principalmente, hasta el nacimiento de la moderna industria frigorífica». Al parecer los neveros dejaron de utilizarse a fines del XIX y a comienzos del presente siglo, siendo excepcionales los que llegaron a los años treinta.
Acceso: Desde Azkoitia, seguir la carretera a Elgoibar (GI-3321) hasta llegar al cruce del barrio de Madariaga, para seguir después por la GI-3210
Horario: El paseo desde Aittola hasta Erlo ronda unas dos horas y media. Se trata de un recorrido sencillo y muy interesante por bosques de alerces y enormes hayas.
Distancia: 10 kilómetros.
Desnivel el positivo: 570 metros.
Severida del medio: 2
Dificultad de orientación: 2
Dificultad del terreno: 3
Esfuerzo necesario: 2
Según los datos recogidos por los estudiosos, «el hielo se vendía por los pueblos que lo solicitaban, transportándolo preferentemente por la noche, para una mejor conservación del producto, en burros convenientemente protegidos por pieles de cabra o en carretas de bueyes cargadas de cestos de hielo envueltos en arpilleras y alkotza». De Izarraitz, cuentan que se llevaba a los puertos de Zumaia, Mutriku y Ondarroa. «Se empleaba con fines terapéuticos y culinarios. En la cocina se utilizaba para conservar los alimentos, refrescar las bebidas y hacer helados».
La subida a Erlo desde Aittola es sencilla y muy interesante. Desde Azkoitia nos acercamos al barrio de Madariaga, y a escasos dos kilómetros nos encontramos en el parking de Aittola. Junto a él se sitúa un precioso merendero en el que se encuentran mesas y espacios para poder preparar una buena parrillada que degustar en el almuerzo o una copiosa comida.Antes es recomendable hacer algo de apetito y el paseo desde el merendero hasta Erlo es una excelente oportunidad. Unos 10 kilómetros a recorrer con una dificultad asequible a realizar en unas tres horas. Siguiendo el camino que comienza en el merendero y debidamente plasmado en uno de los paneles informativos, atravesamos un pinar en el que las marcas blancas y rojas nos indican por dónde dirigirnos. De manera tranquila, entre enormes hayas y disfrutando de la tranquilidad que envuelve al paraje llegamos a la fuente de Izkitturri. Su agua fresca reconforta y anima a seguir el camino que nos acercará de manera pausada hasta nuestro objetivo, que permanece atento a cualquier movimiento que se produce a sus pies.
Sin darnos cuenta alcanzamos la borda Berastegi, discreta, muy cerca de la pista a la izquierda, mientras a la derecha hemos dejado el camino que nos conduce hasta el refugio de Xoxote. Optamos por ascender primero a Erlo. El ascenso en este tramo es algo más exigente pero fácilmente superable mientras disfrutas de la belleza del paisaje. En cuestión de unos minutos alcanzamos la cima en la que se encuentra una cruz y el buzón que nos sitúa en nuestro objetivo.Una vez allí, toca disfrutar. Después comenzamos el descenso hasta llegar a Xoxote. No hay pérdida ya que el protector de Gipuzkoa y Bizkaia marca nuestro punto de interés. Una enorme estatua blanca del 'patroia' situado sobre el santuario que lleva su nombre. Desde allí se accede al refugio de Xoxote, rehabilitado en 1983 por socios del grupo Lagun Onak, inaugurado un año después. Hoy en día funciona como albergue, tiene un rocódromo en una de sus paredes... Un precioso lugar para descansar, degustar un pintxo y un poco de sidra y regresamos a nuestro punto de partida. Volveremos.
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