Monte Ulizar, el guardián de historias

Jueves, 8 de julio 2021, 10:22

Romanos, franceses, reyes y ganaderos han recorrido a lo largo de la historia el antiguo camino real entre Navarra y Gipuzkoa donde se encuentra el monte Ulizar. Hoy son muchos los mendizales que recorren los casi veinte kilómetros que separan Tolosa de Areso por la GR-121 rumbo a las Malloak o Aralar.

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A través de pastizales, helechales y antiquísimos hayedos el paseante, tras varias horas de marcha, llega a Uli, donde puede reponer fuerzas y saciar la sed en la fuente donde en escasas ocasiones falta el agua, y en estas fechas, fresca, más bien fría. Este enclave, situado en un frondoso hayedo, ha sido escenario de historias de contrabando de harina, aceite, vino… o ganado que era llevado a la feria de Tolosa, según relatan los lugareños y en el que hasta hace unas décadas existía una casa de miqueletes.

A unos cientos de metros de allí, en la 'muga' se situaba la 'silla de rey', según realatan los más mayores de la zona. Recuerdan haberlo escuchado de boca de sus abuelos durante las largas tardes de invierno en las que contaban historias de antaño y, según aseguran, «la situaban en el pinar de Lizartza, por el antiguo camino real». 'Erregeen bidea' según los más veteranos de Orexa o Areso.

Una muga con mucha historia, que fue considera durante siglos como la 'frontera de malhechores'. Por allí, en más de una ocasión pasaron carruajes reales que se acercaban desde el viejo reino hasta las costas guipuzcoanas, mezclándose con los ganaderos que llevaban sus reses desde Deba, Azpeitia y otras localidades de Urola hasta la Ribera navarra. La ruta también es conocida como la 'Cañada de los Toros'.

Siguiendo esa misma cañada en dirección a Areso, el camino nos acerca a Ulizar, a 868 metros de altitud, lugar clave en el pasado de tropas enemigas llegadas desde Roma o la misma Francia.

Los estudiosos hablan de posibles asentamientos romanos en la zona. Siglos después, los datos reconocen que los habitantes de las localidades cercanas al camino vivieron difíciles por los franceses. Eran los años de la Guerra de la Convención (1793-1795). Entonces, las tropas galas arrasaron a su paso casas, iglesias, ganado y pertenencias. Dejaron decenas de muertos.

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Ulizar era un lugar clave para invasores e invadidos. Muy cerca de su cima se encuentran los restos de la antigua ermita de Santa Cruz. Las vistas desde allí son magníficas en los días soleados. Se puede contemplar montes de Leitza, Ezkurra hasta Beruete. Desde allí podían controlar el movimiento de cualquier vecino, a pie o a caballo.

Cueva de brujas

Pero Ulizar guarda consigo parte de la historia de la Inquisición en la zona. Entre los años 1577 y 1610 se llevaron a cabo los procesos iniciados por la misma en el valle de Araitz. Un total de cuarenta personas fueron acusadas y ajusticiadas por prácticas de brujería en la zona.

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Según los datos de la época los vecinos se reunían en dicha cueva para celebrar los akelarres. Tan sólo hay que seguir el camino que rodea el pinar situado en la falda del monte y en cuestión de unos minutos el paseante se encuentra con un orificio en una pared de roca que conduce a las entrañas de la montaña.

Recientemente miembros de Burdina taldea junto a vecinos de Areso y con ayuda de los espeleólogos de Felix Ugarte fundazioa se adentraron en la sima. En una de sus incursiones descubrieron un tesoro oculto durante siglos y siglos. Tras horas de trabajo, dieron con los restos de una vasija datada por la fundación Príncipe de Navarra en la Edad de Hierro. El recipiente destaca porque su decoración se asemeja a otras producciones del Alto valle del Ebro. Tal vez pudo ser traída desde allí por algún viajero o comerciante que realizara un largo viaje.

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Hoy, los mendizales son los usuarios del camino real. Entre ellos son muchos los que cada cuatro años realizan las XIV horas, después de atravesar montes de Gaztelu, Orexa y Berastegi y pasar después a tierras de Areso antes de llegar a Gorriti, para dirigirse a San Miguel de Aralar.

Para acceder a la zona de Ulizar, basta con salir en el acceso de Areso de la A-15 y una vez en la rotonda dirigirse a la zona industrial. Siguiendo el camino de los caseríos, por una carretera asfaltada se accede hasta la zona de Altzegi. Allí se puede disfrutar de magníficas vistas las Malloak, y los días de buen tiempo se puede ver gran parte de las montañas de Tolosaldea, Uzturre, Hernio… Un lugar magnífico para disfrutar de una jornada en familia, en plena naturaleza.

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Una vasija de la Edad de Hierro, el gran tesoro escondida

Las noticias de la existencia de una cueva en la zona de Ulizar eran conocida por los vecinos de Areso. Generación tras generación conocían su ubicación pero nadie hacía uso de la misma. La historia que rodeaba a la sima no era del agrado de los aresoarras, que incluso evitaban acercarse a ella. Tal vez, las condenas de la Inquisición por la celebración de akelarres en la misma a ocho vecinos aresoarras hicieron que el paso del tiempo la dejara en el olvido. Semioculta por derrumbes de tierra y piedras, pasaba desapercibida para muchos pero, hace unos meses un grupo de trabajo de Burdina taldea y varios vecinos se adentraron con espeleólogos de Felix Ugarte fundazioa en su interior.

Para su sorpresa descubrieron restos de una vasija que dio un vuelco a los datos de la cueva de Ulizar. Así lo acredita el informe realizado por la Sección de Arqueología de la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana. Se trata de una vasija prehistórica que dataría de la Edad del Hierro. «Se han recuperado los fragmentos cerámicos» en Ulizar (Iri/Uri-Zahar) donde se sospecha que existió «un asentamiento de la Edad del Hierro en altura (castro)». Se han recuperado «90 fragmentos de un único recipiente cerámico. Una parte importante de ellos y los de mayor tamaño (el 32%) se han podido ensamblar».

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Se trata de «un recipiente elaborado a mano, es decir, no torneado, una olla abierta, de proporciones anchas. Presenta un borde marcadamente inclinado hacia fuera, lo que origina un cuello destacado». A la espera de realizar estudios físico-químicos los técnicos determinan que «se trataría de un recipiente de producción local de capacidad media, cuyas características técnicas lo hacen idóneo para el procesado de alimentos al fuego. No se trata de un recipiente de almacenaje ni tampoco de un recipiente funerario».

De forma Castiella 6 «eran habituales en el área cantábrica central, donde se la denomina 'recipiente de cuello estrangulado y borde excavado'. La decoración de esta olla en nada se asemeja a las piezas del cantábrico central, donde dominan los estampillados, líneas bruñidas, peinados, baquetones, etc.) y encuentra mejores paralelos en otras producciones del Alto valle del Ebro, cuya descripción resultaría demasiado prolija».

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El mayor interés del recipiente reside «en la escasez de este tipo de hallazgos en la vertiente atlántica Navarra, tratándose de una forma de perfil completo raramente documentada».

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