«Es el comienzo de una nueva aventura»
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Rebeca Aramburu es una de las integrantes de la primera tripulación femenina participante a bordo de su camión en la Baja Aragón de TeruelPionera ·
Rebeca Aramburu es una de las integrantes de la primera tripulación femenina participante a bordo de su camión en la Baja Aragón de TeruelMaider Artola
Miércoles, 31 de julio 2024, 02:00
Tras conquistar el mundo del 'drift' con sus espectaculares derrapes y precisiones al volante, a Rebeca Aramburu (Donostia, 1993) le surgió una nueva oportunidad de participar en la Copa Mundial de Baja Cross Country a bordo de un camión. No es un vehículo cualquiera, sino ... un Iveco Torpedo con 1.000 CV de potencia. A simple vista, puede llegar a asustar. No es lo mismo ir dentro de un coche destinado a competiciones de 'drift' de 120 CV, como el caso de Rebeca, que desplazarse a alta velocidad tres o cuatro metros por encima del suelo.
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El pasado fin de semana estuvo cargado de nerviosismo y emoción, ya que Helena Tarruell (piloto), Jaqueline Ricci (copiloto) y la donostiarra Rebeca Aramburu (controladora de mandos) hicieron historia en la Baja Aragón. Quedaron octavas en su primera participación en la competición, en la que compitieron trece camiones: «Fue una experiencia totalmente diferente», confiesa Aramburu. «Nos entendimos a la perfección desde el primer momento. Es cierto que Helena y Jaqueline se conocían de antes, pero nunca habían navegado juntas. Hicimos piña», manifiesta.
No todo es arrancar el motor y acelerar. Detrás de ello hay una preparación previa: «El martes de la semana pasada nos entrenamos en Nasser Camp (Castellfollit del Boix) y fue nuestro primer contacto con el camión. Ni la piloto lo había probado. Era una nueva aventura para las tres. Fue una toma de contacto para adaptarnos al vehículo», señala.
Se les hizo cuesta arriba cambiar las cuatro ruedas del camión: «Si hubiésemos sufrido una avería grande, no nos habría quedado otra que abandonar. Pero todo salió redondo. Es sencillo cambiar una rueda pequeña, pero cuando es grande... Ahí surge el problema. La tarea que más tuvimos que entrenar fue la del cambio de ruedas. Cada una pesaba 120 kilos. Es una barbaridad», recalca Rebeca.
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El jueves de la semana pasada llegaron al circuito Masia Pelarda y comenzó la cuenta atrás. La competición comenzó el viernes y acabó el domingo: «El primer día hicimos una crono para decidir el orden de salida. Partimos últimas. El sábado por la mañana tuvimos que recorrer 200 kilómetros más los enlaces y por la tarde fueron 120. En cambio, el domingo repetimos la etapa del sábado por la tarde. Lo más duro de la carrera pudo ser el sábado, ya que veníamos muy cansadas de todas las horas que llevábamos conduciendo por la mañana».
La función de Rebeca consistió en controlar los mandos: «Me tuve que encargar de las presiones de los neumáticos y de estar atenta a que las temperaturas de aceite y agua no subiesen más de la cuenta...», resalta. La comunicación y la toma de decisiones fue una tarea sencilla para ellas: «Cada una de nosotras teníamos un intercomunicador. Es decir, el casco llevaba un micrófono. Cada una tenía claro su papel. Helena se tenía que dedicar únicamente a conducir, Jaqueline nos guiaba y yo vigilaba el estado del camión», detalla la donostiarra.
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Después de sumergirte en una aventura como esta, siempre viene otra detrás: «Es el comienzo de una nueva aventura. Este mundillo me genera mucha intriga y lo asumo con ganas», destaca. La primera conexión de Rebeca Aramburu con el 'drift' fue en el Campeonato de España de 2016 en el circuito de Olaberria. Además, en 2017 –con tan solo un año de experiencia– hizo historia. Quedó en primer lugar y fue la primera mujer en subir al podio en la mencionada competición.
Ahora que ha debutado junto a sus compañeras en una prueba a bordo de un camión, tienen la mirada puesta en la edición del año que viene: «Todo dependerá de si conseguimos patrocinadores o no. Es verdad que hemos hecho mucho ruido: estamos saliendo en numerosos medios de comunicación, en redes sociales... Es darle un poco más de caña e intentar estar en todas las carreras que podamos, aunque a nivel nacional no se disputen tantas», recalca.
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El sueño de Rebeca y sus compañeras es participar en un futuro en el Dakar: «Nos gustaría ir. Si conseguimos los patrocinadores necesarios, estaremos en el próximo. Sería una experiencia única e inolvidable».
Nunca se siente sola en las competiciones a las que va. No ha sido menos en la Baja Aragón, ya que su aita siempre está al pie del cañón: «Mi equipo quería venir, pero por trabajo no pudieron. Mi aita nunca falla. Él es quien me acompaña a todos los lados y, obviamente, no podía faltar».
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