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Patxi Fernández
Lunes, 24 de marzo 2025
La transición hacia la movilidad eléctrica en Europa se encuentra en un momento crucial, marcado por desafíos significativos y oportunidades inmensas. Un reciente informe del Grupo de Opinión y Reflexión en Economía Política EuropeG arroja luz sobre los obstáculos que enfrenta la industria automotriz europea en su camino hacia la electrificación, y propone una serie de medidas para impulsar este cambio de paradigma.
Desde la necesidad de una política industrial más ambiciosa hasta la competencia desleal de China, el estudio aborda los aspectos clave que determinarán el futuro de la movilidad eléctrica en el continente.
El documento toma como punto de partida el diagnóstico realizado por el Informe Draghi, que afirma que «el sector del automóvil es un ejemplo clave de la falta de planificación de la Unión Europea, así como de aplicar una política climática sin política industrial».
Elaborado por Rafael Myro, Catedrático de Economía Aplicada por la Universidad Complutense de Madrid, y Vicente Salas, Catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Zaragoza, en el estudio se cuestiona la efectividad de las distintas iniciativas aprobadas en Europa en los últimos años para favorecer la transición del vehículo de combustión al vehículo eléctrico (EV, por sus siglas en inglés) y hace hincapié en la necesidad de que las autoridades europeas impulsen de forma urgente una política industrial más ambiciosa basada en una mayor apuesta por la innovación. Un nuevo marco regulatorio armonizado que, según el documento, debería ofrecer mayores incentivos a los consumidores, incrementar el apoyo público a los planes de producción e innovación de la cadena de valor y articular ayudas efectivas para mitigar el impacto laboral y social que tendrá esta transición energética.
Un «obstáculo fundamental» para lograr la transformación completa de la industria al que se ha sumado la fragmentación regulatoria, que ha provocado que cada país haya avanzado a su propio ritmo y la tasa de penetración de los vehículos eléctricos sea actualmente muy dispar en Europa.
Por ejemplo, Países Bajos cuenta con más de 857 puntos de recarga por cada 100.000 habitantes y una ratio de penetración del vehículo eléctrico del 39%. Por contra, España e Italia cuentan con menos de 75 puntos de recarga por cada 100.000 habitantes y cuentan con tasas de penetración del 6 y el 8%, respectivamente.
EuropeG sostiene que, debido a estos condicionantes, la demanda, la producción y las exportaciones de vehículos eléctricos no han experimentado en Europa un incremento tan pronunciado como se esperaba. De hecho, todos estos indicadores mostraron síntomas de ralentización en 2024 debido a factores como la erosión de la renta de las familias y los altos precios de los vehículos eléctricos, que son entre un 30 y un 50% más caros que los vehículos de combustión.
El grupo de reflexión reconoce asimismo la incidencia que ha tenido en el mercado europeo la expansión de las marcas chinas, que ejercen una competencia desleal por haber recibido grandes subsidios públicos a la innovación y a la producción que les han permitido ofrecer sus productos a precios sensiblemente más reducidos que los productores europeos.
«La competencia china es particularmente acentuada en la UE, que en 2023 fue la destinataria de casi el 55 por 100 de las exportaciones del gigante asiático, que han crecido de forma vertiginosa, ya que en 2019 sólo suponían el 1 por 100. Esto supone que China dirige hacia la UE el 40 por 100 de sus exportaciones de EV, mientras que apenas comercia con los EE.UU.», resalta el texto.
Los expertos abogan por evitar los aranceles y alcanzar pactos con el gigante asiático, facilitando que sus empresas trasladen cada vez más fases de la producción y transfieran de esta forma tecnología a los fabricantes comunitarios. No obstante, el análisis no descarta a corto plazo la imposición de determinados aranceles si estas tasas actúan como incentivos para lograr este traslado de producción.
Los límites de emisiones y las multas a los fabricantes europeas que superen la cuota prevista por la Unión Europea han visto en las últimas semanas cómo se relajaban las normas, aunque manteiendo los objetivos de electrificación. En este sentido desde el Grupo de Opinión y Reflexión EuropeG se valora positivamente el nuevo «Plan de Acción Industrial para el sector de automoción europeo» anunciado el pasado 5 de marzo por la Comisión Europea y plantea la necesidad de acelerar la extensión de la red de carga. Un avance que, según el grupo de reflexión, puede suponer «un primer paso en la definición de una auténtica política industrial con respecto al sector».
Según el análisis, 2025 puede ser un año de relanzamiento gracias a la paulatina llegada de los modelos más económicos (que se van acercando al umbral de los 20.000 euros), el crecimiento de la red de puntos de carga y las nuevas ayudas que está recibiendo el consumidor.
Para completar la transición hacia el vehículo eléctrico, puntualiza el análisis, es necesario que los fabricantes europeos ganen competitividad -a través de la innovación tecnológica- y reducir así la dependencia exterior.
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