El Arkana es un modelo de corte deportivo lanzado al mercado para apoyar al SUV familiar Kadjar frente al Peugeot 3008, su rival principal. Sale con 145 CV para acompañar a la ya existente, la variante microhíbrida de 140 CV. Sin duda, uno de los ingredientes más interesantes de este Renault Arkana híbrido (a la venta desde 28.480 euros) es un tercer módulo -también eléctrico y diseñado a partir de la experiencia de la marca en la Fórmula 1- que hace las veces de recuperador de energía y caja de cambios multimodo: mediante 15 combinaciones posibles, gestiona el funcionamiento de ambos motores. Una pila de ion-litio alojada bajo el maletero, por otra parte, se encarga de suministrar la energía extra. Tiene una capacidad de 1,2 kWh y está garantizada por ocho años o 160.000 kilómetros.
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Declara un consumo medio en ciclo combinado de 4,8 litros a los 100 kilómetros y sus emisiones de CO2 se reducen a 111 g/km, por lo que también está exenta de pagar impuesto de matriculación. A través del sistema Multi-Sense se optan por tres modos de conducción: My Sense, que se adapta automáticamente a la conducción diaria; Eco, que reduce al máximo el consumo, y Sport, por último, aprovecha toda la potencia disponible.
La batería acumula energía suficiente para recorrer con el coche unos cuatro kilómetros solo en modo eléctrico a una velocidad de hasta 75 km/h, y se va recargando con las frenadas y la potencia sobrante del motor térmico. En este modo, su aporte energético puede reducir el consumo hasta un 40% respecto a un motor térmico tradicional equivalente.
En la práctica y una vez al volante, con el depósito lleno, su autonomía teórica ronda los 1.000 kilómetros. Esta cifra la hemos podido confirmar en uso real en un recorrido de prueba. El Arkana, a un ritmo normal, consigue un consumo medio de cinco litros muy ajustado.
Su conducción resulta muy agradable, con un tacto preciso y asentado que convence. Destaca la suavidad de la mecánica, que combina adecuadamente el funcionamiento del motor térmico con el eléctrico sin que se noten las transiciones. La sensación de conducción general es buena y destila calidad, con un salpicadero y una pantalla de buen tamaño muy avanzada.
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Las prestaciones son correctas ya que su aceleración de 0 a 100 km/h es de 10,8 segundos, lo que no es gran cosa a pesar de que la electricidad ayuda y aporta un poco más de brío al iniciar la marcha y también en las recuperaciones en carretera, que son de 8,5 segundos de 80 a 120 km/h. Su habitabilidad interior solo cambia en su instrumentación, con la información adaptada a esta tecnología y el espacio del maletero se ve reducido al alojar la pila bajo el piso. Así, pasa de 513 litros (en la versión microhíbrida) a 480 litros.
Se vende en tres acabados: Intense (28.480 euros), Zen (30.500) y R.S. Line (33.200), que tiene la estética más deportiva. Estos precios no incluyen los descuentos de marca y los gubernamentales.
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