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Ya desde Madrid a San Sebastián, el Kodiaq nos dio buenas sensaciones: consumo medio de unos 7 litros, comodísimo, y hasta para 7 plazas. Teniendo Francia tan cerca, ¿por qué no acercarnos a alguna ciudad importante? ¿Nantes? Pues sí. Es una localidano muy conocida, aunque ... su nombre suena a todos. A grandes rasgos, es la sexta ciudadmás importante de Francia y tiene ciertas semejanzas a la más cercana Burdeos, ya que ambas evolucionaron a la vez allá por el siglo XVIII. Nantes, a unas cinco horas de 'casa', fue una urbe rica, con uno de los puertos fluviales más importantes del país, destacando por el comercio de esclavos y de mercancías, hecho que se aprecia en sus magníficas construcciones.
El rio Loira, que vertebra la ciudad, nos recibió tras un cómodo viaje por autopistas y autovías. A medida que uno se acerca al centro, se ven construcciones arquitectónicas de muy diverso tipo, con casas de mucha calidad, la mayoría con patios y pisos de grandes dimensiones que pueden ser visitados, a través de la oficina de turismo, con guías.
Nada más llegar, aparcamos nuestro Skoda Kodiaq en un parking a buen recaudo. Circular por el centro en coche no es nada aconsejable porque el 80% de las calles en el centro son peatonales y cuenta con una excelente infraestructura de transporte: 20 km de tranvía en superficie, autobuses y más de 200 km de vías para bicicletas. Además, el fin de semana los transportes públicos son gratuitos, otra buena razón.
Muchas curiosidades
Se ven muchas iglesias -antiguamente se conocía a Nantes como la ciudad de las veinte campanas- y, aunque con la revolución muchas desaparecieron, todavía restan un buen número de ellas. También llama la atención la juventud de su población, donde el 40% tiene menos de 35 años, y hay más de 55.000 estudiantes universitarios, es decir, mucho ambiente.
Otra curiosidad. La ciudad de los namnetos, que proviene del latín civitas namnetum, también es famosa por sus creps. Hay más de 30 creperías en la ciudad en las que se puede degustar todo tipo de creps: salados, dulces, o vegetarianos hechos con trigo sarraceno; son toda una tradición en Bretaña. Fue 'Capital Verde Europea' en 2013 y se nota porque es verde, muy verde, con magníficos parques muy bien cuidados. Dicen que a cada habitante le corresponden seis metros cuadrados de zona verde…
Paseando, y para visitar los monumentos y lugares de interés turístico y artístico, es recomendable seguir la línea verde pintada sobre la acera, que tiene 22 kilómetros y no defrauda.
En cualquier rincón aparecen obras de arte expuestas durante el festival de verano (de julio a septiembre) en el que los artistas colocan sus obras por paseos, parques y, a finales de septiembre, los ciudadanos seleccionan las obras que consideran que deben permanecer expuestas de forma continuada.
Lo imprescindible
Caminando por la orilla del Loira llegamos al Castillo de los duques de Bretaña, de finales del siglo XV mandado construir por Francisco II, el último duque de Bretaña y que actualmente alberga el Museo de Historia de Nantes con una escenografía muy contemporánea. Muy cerca está el Jardín Botánico y el Museo de las Artes de Nantes, con más de 12.000 obras desde el arte antiguo al arte contemporáneo y todas las formas de creación. Tienen obras de Georges de La Tour, Picasso o Kandinsky entre otros.
Otro lugar a recordar es el Monumento conmemorativo de la abolición de la esclavitud. Situado en Quai de la Fosse, es un lugar simbólico de unaa ciudad que ha sido testigo de numerosos envíos de esclavos durante los siglos XV al XIX. Más de 12 millones y medio de personas (hombres, mujeres y niños) fueron arrancadas de sus raíces en África y deportadas a América y Antillas, de los que un millón doscientos mil perecieron durante la travesía. Desde Nantes partieron más de 1.200 expediciones con navíos cuyos nombres y fecha de salida están inscritos en el suelo con unas placas a modo de recordatorio.
También se puede visitar el Museo de Julio Verne, nacido en Nantes aunque con 20 años partiera a París. Sin ser nada especial, merece una visita para sus fans, aunque precisa una modernización.
Para finalizar, es original visitar la Cantera de Misery y el Jardín Extraordinario situados en un terreno que fue industrial y luego abandonado desde 1985. Además, inspirándose en el universo de Julio Verne, el Jardín Extraordinario se inunda de una vegetación exhuberante: palmeras, plataneros... y una cascada de 25 metros que salpica las hiedras. En los próximos años -para 2027- va a integrar un árbol mecánico de más de 40 metros de altura con unas garzas mecánicas en la cima, diseñado por el equipo creador de las Máquinas de la Isla.
Gastronomía de gran nivel
Como es obvio, hay que tener tiempo para la gastronomía y Nantes tiene una completa oferta de bares de todo tipo: restaurantes de diferentes estilos gastronómicos y con buena calidad general, cervecerías, brasseries, lugares de comida asiática, hindú, turca y un largo etcétera. Hemos probado comida francesa tipo bistrot en el Charles H, otro día cenamos en La Cigale, situado en pleno centro, que se inauguró en 1895 como un café concierto para la burguesía y que mantiene intacto su decoración recargada y dorada que lo hacen atractivo y divertido. Degustamos también la comida asiática del Songs, Saveurs et Sens, un lugar muy especial en el que su chef combina su cocina vietnamita natal con la francesa, con muy buen tino, por cierto.
Viene bien visitar su mercado principal, denominado Mercado de Talensac, situado en pleno centro e inaugurado en 1937, en el que se puede encontrar de todo: quesos de la zona, vinos, marisco, ostras y el famoso foie de la zona, muy apreciado.
La Isla de Nantes y sus máquinas
Sin duda, uno de los elementos más destacados de la ciudad es la Isla de Nantes, un ejemplo de reconversión industrial ejemplar. Es un barrio para vivir y para sorprenderse cada día porque su mutación es permanente. Otrora vinculada a los astilleros navales y al comercio marítimo, ahora es sede de edificios diseñados por los mejores arquitectos franceses, como Jean Nouvel, Nicolas Michelin, Lacaton & Vassal, Christian de Portzamparc y Franklin Azzi, y a valores seguros como Barré-Lambot, Forma 6 o Tetrarc. Además, la Île de Nantes tiene vocación de convertirse en un clúster de industrias creativas: comunicación, diseño, artes escénicas, arquitectura, artes visuales... se aúnan formando un polo de excelencia, artes y cultura en el barrio de la Creatividad, donde se asientan la Escuela Superior de Bellas Artes y la Escuela de Arquitectura, circundado por vías ciclistas y espacios peatonales.
En la isla es imprescindible visitar las máquinas, ubicadas en las naves de los antiguos astilleros de la ciudad. Las Máquinas de la Isla es un proyecto artístico que cuenta con tres tipos de atracciones: La Galería de las Maquinas, el Gran Elefante y el Carrusel del Mundo Marino. Este proyecto artístico extraordinario combina el imaginario de las obras de Leonardo da Vinci y el pasado industrial de la ciudad de Nantes, con ciertos vestigios del universo del escritor Julio Verne. Este lugar se ha convertido en la atracción turística imprescindible de la ciudad.
En el mismo emplazamiento se puede visitar la galería, donde los artistas-maquinistas guían las fabulosas maquinas surgidas del mundo de los sueños, cuentan sus historias e invitan a los visitantes a tomar el control de los monstruos marinos, insectos gigantes y otros prototipos. Y el Carrusel de los Mundos Marinos, un auténtico teatro panorámico con tres niveles y habitado por criaturas animadas impactantes. Una forma fantástica para descubrir el Océano en todos sus aspectos, desde los abismos o los fondos submarinos, hasta la superficie oceánica, más cercana y a la vista.
Por supuesto, Nantes cuenta con un buen número de comercios de todo tipo con las firmas punteras de moda internacional, imponentes pastelerías y bombonerías para satisfacer todo tipo de paladares. A destacar el Passage Pommeraye, una galería comercial cubierta del siglo XIX distribuida en tres niveles, de estilo entre neoclasicista y ecléctica que cuenta con una escalinata monumental recargada de ornamentos e iluminada por una cristalera. Y, si apetece dar un paseo en barco, se puede optar por ir al pueblecito pesquero Trentemoult, al otro lado del Loire, muy colorido e ideal para dar un paseo y tomar un café.
Recomendamos comprar el abono PASS Nantes para acceder gratis a monumentos, museos, usar el transporte público, hacer un crucero, practicar actividades con descuentos.
Para el viaje de vuelta, recogimos nuestro flamante Skoda Kodiaq de 200 CV, con cambio automático DSG y tracción a las 4 ruedas, con el que mantuvimos una media de consumo de poco más de 7 litros a los 100. Por lo que a diseño se refiere, incorpora nuevos paragolpes, tomas de aire de mayores dimensiones y faros más estrechos, estilizados y con la capacidad de incorporar la tecnología Matrix LED. El Skoda Kodiaq TDI es una de las opciones más completas y polivalentes del mercado en el segmento SUV. Eso sí, con este motor, la tracción 4x4, un equipamiento de serie completo y el cambio DSG de siete marchas, el precio sobrepasa los 50.000 euros.
Como conclusión, decir que aprovecha cada centímetro para lograr un interior tan amplio como práctico, con un maletero de 560 litros para las necesidades del día a día. Sin embargo, no incorpora ningún tipo de electrificación que ayude al motor de combustión, por lo que cuenta con la Etiqueta C de la DGT. Destacar la tracción total que monta el modelo probado, que viene muy bien en situaciones vividas en el trayecto de ida donde nos topamos con unas tormentas con enorme carga de agua que ocasionaron enormes balsas de agua muy peligrosas. La ayuda de la tracción total es muy importante en situaciones como la señalada.
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