A.P.
Viernes, 7 de febrero 2025, 11:00
Las electrónicas se encuentran entre las averías que más temor generan entre los conductores. Y es que, normalmente, son averías que no son visibles a primera vista y que suele requerir la intervención de un especialista para su detección y reparación. De hecho, normalmente la alerta suele comenzar con un testigo encendido en el cuadro de mandos, pero esto no siempre ocurre.
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Por ello, lo más aconsejable es realizar un diagnóstico electrónico con frecuencia y, muy especialmente, si hay un testigo de avería encendido. Este diagnóstico permite realizar un control electrónico de la salud del vehículo. Gracias a él, los especialistas pueden identificar con antelación posibles averías graves, interpretar los resultados y poder ofrecer soluciones de reparación eficaces.
Así, y en primer lugar, los fusibles son los elementos de protección eléctrica más importantes en un vehículo. Si se funden, es necesario sustituirlos. Por otro lado, los relés permiten controlar circuitos electrónicos con señales de baja potencia, aislando una señal de otra. Al igual que los fusiles, basta con cambiarlos, según Norauto.
El sensor FAP o de presión diferencial, que sirven para informar del grado de saturación de un filtro antipartículas. Si la información no es correcta, provocan una avería en este sistema de anticontaminación que hará saltar un testigo en el cuadro de instrumentos o pantalla multifunción indicando esta avería.
La bobina de encendido, en los coches de gasolina, son los que se encargan de elevar la tensión para provocar la chispa. Junto a las bujías, son los componentes más importantes del sistema de encendido.
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También la válvula EGR o de recirculación de gases de escape. Pertenece al sistema de reducción de emisiones y es la encargada de reducir los óxidos de nitrógeno, un gas contaminante que reduce la calidad del aire que respiramos.
Sin olvidar la Sonda Lambda o sensor de oxígeno, que permite regular de forma precisa la relación aire/combustible en el proceso de combustión. Si no funciona correctamente, el vehículo gasta más combustible y contamina más. Además, el automóvil se pone en modo de emergencia, limitando su potencia.
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