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La palanca de cambios de un coche automático es simple y no plantea demasiados problemas ni siquiera para los conductores novatos. El vehículo tiene cuatro posiciones: neutro (N), parking (P), drive (D) y marcha atrás/reversa (R).
El funcionamiento es muy sencillo, pero algunos conductores no tienen muy clara la forma de utilizarla. No utilizar bien la palanca de un cambio automático puede recortar la vida útil de la palanca de cambios automática de nuestro coche. Lo que se suele hacer con más asiduidad, la práctica más habitual, es aparcar de forma similar a un coche manual: detener el vehículo con el pedal de freno, poner punto muerto y echar el freno de mano. Este hábito no puede ser más perjudicial para los vehículos con cambio automático. No debemos hacerlo así. Aunque parezca mentira, en los vehículos automáticos se aparca precisamente de manera inversa a los manuales. Primero hay que detener el vehículo con el pedal de freno, nada diferente hasta el momento. Una vez detenido el coche, hay que presionar el freno de mano para inmovilizar el vehículo y luego colocar la posición 'P'.
Si seleccionas 'P' a baja velocidad, el coche frenará con un pequeño balanceo posterior. Si colocas la posición a alta velocidad, la caja de cambios automática se puede romper por completo. Un pequeño error al poner la 'P' cuando el coche está circulando puede costar caro.
Un mal uso de la palanca puede provocar que los engranajes dejen de deslizarse de manera fluida y la caja de cambios terminará rompiéndose después del golpe que genera un frenado en seco. Esto puede causar una avería a corto plazo cuya reparación o sustitución puede ser de un coste elevado.
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