María Antonía Murillo posa junto a algunas de sus obras que se pueden ver en el Bar Xera.

Errenteria

«No me atraía nada la pintura y ahora es algo que me encanta»

La errenteriarra María Antonía Murillo expone en el Bar Xera parte de sus cuadros, en los que destaca el realismo

Martin Sansinenea

Errenteria

Sábado, 8 de febrero 2025, 21:24

Encontrar algo que te llena y te hace feliz es algo muy importante. No obstante, muchos tardan en ver qué es lo que realmente les motiva a no parar. El caso de María Antonia Murillo (Errenteria 1954) es uno de esos en los que el hobby tardó en aparecer.

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Esta errenteriarra ha encontrado en la pintura una aliada para crear, disfrutar y aprender. Y es que a sus 71 años esta artista expone parte de sus cuadros en el Bar Xera. Y no son unas pinturas cualesquiera. Están hechas con mucho cariño, y plasman «algunos de los lugares más emblemáticas de Donostia, como la Barandilla de la Concha, El Peine del Viento o las Farolas del Puente Kursaal».

Cuadros que parecen fotografías por su calidad, pero que tienen detrás muchas horas de trabajo y dedicación. Sin embargo, antes de llegar a presentar este tipo de trabajos, María Antonia no imaginaba que pudiera realizarlas. «Fue mi hija quien me empujó a apuntarme a la escuela de pintura de Xabier Obeso», cuenta. Una idea que en un principio «no me emocionaba, porque yo no tenía ni idea de dibujar nada», recuerda con una sonrisa.

«Me daba miedo coger un pincel, y en las clases veía cómo los demás alumnos tenían una fluidez con la que yo solo podía soñar»

Sin embargo, a sus 71 años y tras mucho esfuerzo y algunas clases, Maria Antonia encontró en la pintura un nuevo espacio con el que disfrutar de su jubilación. «Yo comencé a dibujar a plumilla, y con eso estuve practicando el primer año», asegura. De hecho, recuerda entre risas que «me daba miedo coger un pincel, y en las clases veía cómo los demás alumnos tenían una fluidez con la que yo solo podía soñar».

Unos compañeros que ahora son «amigos». Y es que como destaca, «también son personas mayores con las que me llevo estupendamente». Además, «siempre nos ayudamos para mejorar, y la verdad es que viendo qué trabajos hacemos ahora en comparación con los que hacíamos al principio, no tienen nada que ver». Una evolución con la que se siente «muy satisfecha».

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Aquí, la ayuda de sus profesores ha sido fundamental. En primer lugar fue Xabier Obeso, quien ya ha dejado su labor. Un testigo que ha recogido su sobrino Ekaitz, quien continúa «enseñando de una manera fantástica». Por su parte, su marido José Mari también ha sido «la persona que más me ha ayudado a seguir».

Ahora, hiperrealismo

Tras once años disfrutando de un viaje en el que María Antonia ha hecho todo tipo de obras, ahora el hiperrealismo ocupa gran parte de sus cuadros. Y es que si alguien acude al Xera a ver su trabajo «en un primer vistazo podrá pensar que son fotografías». Y es que la finura con la que están dibujados hacen pensar eso. Un trabajo que comienza «escogiendo una buena foto, para después encontrar un lienzo que se ajuste a las medidas».

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Después, comienza a dibujar, y una vez se tiene el diseño, «empiezo con el fondo, que es muy importante para que dé la sensación de ser una imagen real». Este dominio de la técnica ha hecho que María Antonia poco a poco se haya hecho un nombre. «Uno de los cuadros que hay expuesto fue seleccionado entre más de 350 obras para presentarlo en una exposición en Donostia, un reconocimiento que fue impresionante para mí».

Por este motivo, ahora dedica mucho tiempo a pintar, «porque es algo que desde que llegó a mi vida me la ha cambiado, disfruto, conozco gente, y continúo aprendiendo».

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