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Por la antigua vía del tren de ArtikutzaEl ferrocarril de Artikutza sumaba cerca de 30 kilómetros de recorrido, uniendo Goizueta con Errenteria-Lezo. Su primer tramo, que partía del barrio de Karrika para prolongarse hasta la villa papelera, se puso en marcha en 1898, con una anchura de vía de 0, ... 60 metros. Buena parte de su trazado viario discurría en paralelo al del tren minero de Arditurri, que en la actualidad funciona como un concurrido bidegorri.
Su trayecto se adivina hoy en día gracias a parte de la infraestructura que aún existe: depósitos de agua, partes de lo que fue la estación de Planoburu, túneles, puentes... Estos elementos son como las piezas de un puzzle que hay que ir interpretando para dar con la solución.
«Al principio, no entendíamos nada. ¿Para qué había un depósito de agua en el bosque con capacidad para 300.000 litros? Nos parecía raro que fuera para el ganado. Luego todo fue teniendo sentido, recuerdan los voluntarios que conforman el grupo Artikutzako Trenaren Lagunak (ATL) (en castellano, Amigos del Tren de Artikutza). Desde hace tres lustros, trabajan en la limpieza y recuperación de los vestigios ferroviarios. Entre ellos se encuentra el profesor y escultor residente en Oiartzun Anton Mendizabal y el errenteriarra José Ángel Rodríguez.
Conscientes de que su labor ha provocado tanta curiosidad como «cierto alarmismo», ambos aclaran que «el proyecto de recuperación del trayecto ferroviario del tren forestal minero de Artikutza desde Karrika (Oiartzun) a las minas de Elama (Goizueta) consistirá siempre en disponer de una vía natural verde sin asfalto ni urbanización». «Queremos que sea una senda montañera para los amantes de la naturaleza. Justo lo contrario a un bidegorri asfaltado y con luces en sus túneles», aseguran.
Los primeros pasos de este grupo, «creado de forma espontánea» y coordinado por el propio Mendizabal, se centraron en investigar el pasado de un tren de cuya existencia tuvieron conocimiento a partir de los restos hallados en la zona. «Nos dimos cuenta que Artikutza era más que un bosque», recuerda.
Desde entonces, han organizado varias visitas guiadas y limpiezas de espacios concretos. «Pero necesitamos que el Ayuntamiento de San Sebastián –propietario de la finca de Artikutza– y el de Oiartzun pongan en marcha sus máquinas y brigadas», apuntan, al tiempo que añaden que se necesitaZ acometer obras civiles que requieren de la implicación de las instituciones.
Por este motivo, han recurrido a una ingeniería que está elaborando un informe en el que se recoja cuál es la situación actual, qué hay que reparar y su coste. «Una vez que tengamos ese estudio, lo presentaremos a las instituciones para ver cuál se va a implicar más o en qué cuestiones. Así, podremos hacer un calendario de actuaciones», señala José Ángel Rodríguez.
El empeño de Artikutzako Trenaren Lagunak por recuperar un pasado que ha sido presa del olvido va más allá de la pasión que sus integrantes sienten por el mundo ferroviario. «El de Artikutza fue un ferrocarril único. A nivel peninsular no ha existido otro igual», manifiesta Anton Mendizabal. Según explica, «aunque ha habido muchos ferrocarriles mineros -solo en esta zona, hubo otros tres-, este tenía que resolver un problema que los otros no tenían. Por lo general, los ferrocarriles mineros bajaban el mineral del monte. El de Artikutza bajaba hasta Errenteria, pero antes tenía que subir de Artikutza a Bianditz, lo que supone un desnivel de 400 metros. A nivel de trenes, es una complicación enorme».
Su propietario, Rafael Pikabea, recurrió a un sistema de planos inclinados y al uso del agua como contrapeso para así poder transportar hierro, caolín, madera... «En este sentido, su espectro de cargas era mucho más amplio que el de los ferrocarriles mineros», precisa Mendizabal. Entender su funcionamiento resulta más sencillo gracias a las seis vagonetas traídas desde otras provincias hasta lo que fue la estación de Planoburu, donde se ha puesto un tramo de vía, como si fuera «un museo al aire libre».
La labor de estos amantes de los trenes se da a conocer estos días en las Jornadas Europeas del Patrimonio, en las que se incluyen charlas como la que el día 16 ofrecerá Mendiburu, a las 19.30, en el salón de plenos junto con la alcaldesa. También se ha organizado una exposición de fotos en Landetxe y la presentación el día 21 de un cómic en la biblioteca, entre otros actos.
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