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ELENA VIÑAS
Pasaia
Sábado, 11 de diciembre 2021, 00:02
Un importante desprendimiento de tierra mantiene cerrada desde la noche del jueves la carretera que conecta Lezo con Pasai Donibane. Operarios de la Diputación foral de Gipuzkoa trabajan desde ayer en la zona y confían que a lo largo de la jornada de hoy, sábado, se pueda restablecer el tráfico con total normalidad.
El suceso tuvo lugar a últimas horas de la noche, cuando varias toneladas de tierra, piedras y árboles cayeron de la ladera de Jaizkibel sobre los dos carriles de circulación de la GI-3440, el bidegorri y la acera. «En ese momento, tres vecinas de San Juan volvían a casa en coche y de repente, el monte empezó a caer delante de ellas. Echaron marcha atrás, pero tenían miedo porque no sabían cómo avisar a los vehículos que les seguían de lo que estaba ocurriendo. Estaban muy nerviosas», explicaban a DV habitantes del mencionado distrito pasaitarra que, por unas horas, quedó aislado.
96 litros por metro cuadrado se han recogido en la estación de Errenteria (presa Añarbe).
La imposibilidad de entrar y salir de esta población llevó a la Autoridad Portuaria de Pasaia a abrir de forma excepcional el muelle en el que se erigía en otro tiempo la central térmica y el contiguo de Lezo. Efectivos de la Guardia Civil, la Policía Local de Pasaia y la del Puerto se coordinaron para dar paso a vehículos y peatones a través del interior de la dársena. «Si no llegan a hacerlo, muchos no hubieran dormido anoche en casa. Fue un caos», comentaban los sanjuandarras que se acercaban a ver los daños dejados por el temporal de lluvia y viento que azota Gipuzkoa.
Los tres cuerpos policiales continuaron trabajando durante todo el día de ayer en el recinto portuario y sus inmediaciones para permitir el tránsito de automóviles y peatones. Mientras los autobuses escolares tomaban esta vía para transportar a los alumnos de la ikastola Pasaia Lezo Lizeoa, situada en lo alto de Jaizkibel, los de línea optaban por finalizar su recorrido en el barrio lezoarra de Altamira. Hoy Ekialdebus dispondrá de un microbús para unir Donibane con la parada de Altamira.
«Hemos tenido que andar varios kilómetros a pie para poder llegar al trabajo en Donibane. No entendemos por qué Ekialdebus no completa el trayecto por el puerto ni nos ha avisado al subirnos al bus de que nos iba a dejar tan lejos», se quejaban varios usuarios de líneas como la E01, E03 y E71 que siguen sin entrar a este distrito.
Los más previsores desembarcaban en San Juan tras cruzar la motora que conecta esta orilla con la de San Pedro. «No sabemos cómo saldremos del pueblo si la motora deja de prestar servicio como ayer -por el jueves- a consecuencia del temporal de mar», comentaban.
El de la GI-3440 no era el único desprendimiento que se registraba la noche del jueves. Unos minutos antes también se producía un corrimiento de tierra en otro punto cercano a esta vía, en la entrada al barrio sanjuandarra de Meipi. El monte cedía y derribaba un muro de contención de hormigón, ocupando uno de los dos carriles de la calzada.
«Cuando el monte se vino abajo, hizo tal estruendo que los vecinos que viven más cerca pensaron que había explotado alguna caldera. El susto ha sido importante», aseguraba una sanjuandarra.
Operarios del Departamento municipal de Obras y Servicios retiraban con ayuda de maquinaria pesada los restos del derrumbe para poder restablecer cuanto antes la circulación en este punto, uno de los más transitados de Donibane. También hubo más derrumbes en el camino de Santa Ana.
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