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ELENA VIÑAS
PASAIA.
Sábado, 4 de noviembre 2017, 00:18
Todos los edificios que proyectó a lo largo de su vida en Pasaia y otras poblaciones de Gipuzkoa, como Andoain e Irun, fueron firmados por otros, porque carecía del título que otorgaban las escuelas de arquitectura. Por ese motivo, su legado ha permanecido durante décadas oculto bajo el nombre de algún arquitecto o ingeniero que legalmente podía conseguir las licencias de construcción. A pesar de que no existen pruebas documentales directas que acrediten sus obras, una investigación reveló en 2012 que Luis Tolosa Amilibia era el auténtico autor de creaciones que forman parte del paisaje y la historia de la bahía.
Nacido en San Sebastián en 1903, siendo solo un niño se fue a vivir con su familia en Tolosa. A partir de su boda con una irunesa en 1929, fijó definitivamente su residencia en Irun. Desde 1927, en que se fundó la Junta de Obras del Puerto de Pasajes, hasta su prematura muerte en 1956, con apenas 53 años de edad, trabajó en esta empresa, donde su huella está especialmente latente.
Así lo prueba el trabajo llevado a cabo por un amplio equipo de investigadores, coordinado por Ana Azpiri, que sometió el archivo personal de Tolosa a un «riguroso» análisis, lo mismo que el perteneciente a la Autoridad Portuaria. Sus conclusiones se plasman en el libro 'La arquitectura de Luis Tolosa', promovido por la APP y financiado por ésta y por el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro. Su objetivo era rescatar del olvido y ensalzar la figura y la obra de quien diseñó varios de los inmuebles más emblemáticos que se erigen en la zona.
Entre ellos destaca el edificio Trasatlántico, ejemplo destacado de la arquitectura moderna que este pasado mes de octubre era distinguido con la colocación de la placa Docomomo (acrónimo en inglés de Documentación y Conservación de los edificios, entornos y barrios del Movimiento Moderno), organización internacional creada en 1990 con el fin de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico moderno del siglo XX. Esta actividad se enmarcaba dentro de la programación organizada con motivo de las Jornadas Europeas de Patrimonio, de la delegación en Gipuzkoa del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro.
En el ámbito portuario vieron la luz otras de sus construcciones. En 1929 proyectaba una de las primeras de Pasaia, la lonja de pescado para San Pedro que se inspiró en las vanguardias europeas. Le seguirían los nuevos almacenes que ocuparon terrenos de La Herrera y Buenavista, con «un enfoque eminentemente funcionalista y austero a nivel constructivo». Destacaron por una «innovadora» configuración en dos plantas, así como la adaptación de sus dimensiones a los trabajos de estiba.
Un año más tarde vería la luz el proyecto de la comandancia de marina, aunque su construcción hubo de posponerse hasta 1938 a consecuencia de estrecheces económicas sufridas por el puerto. Perteneciente al estilo neovasco, prescinde de elementos folclóricos y adornos superfluos. «Su sencillez y atractiva composición avanzan los rasgos que identificarían gran parte de la producción de Luis Tolosa en los sucesivos proyectos», señalan los investigadores de su legado.
En la década de los treinta se fueron sucediendo otras de sus obras, como la destinada a los servicios de aduana. De carácter palaciego, estética «historicista» y cargada de solemnidad, la construcción aspiraba a «mejorar» la imagen de la institución en una época de renovación funcional de instalaciones. En la fachada, que establece simetrías prácticamente exactas, no renunció a la influencia neovasca. A la misma época pertenece el edificio que debía albergar las oficinas de la junta de obras del puerto, de carácter «institucional» y apariencia «refinada», que evocaba la imagen icónica del caserío vascofrancés.
Radicalmente diferente es el edificio de oficinas para particulares, en su mayoría armadores y sociedades mercantiles, erigido a pocos metros con un total de seis alturas. Exteriormente, «se configura en un volumen compacto y austero, pero dotado de una elegante composición en la que existe un controlado equilibrio entre la pureza formal, de intención racionalista, y la decoración de influencia déco con la que se singularizan los elementos más característicos». Inspirado igualmente en la modernidad que triunfaba en Europa y Estados Unidos, se proyectó el edificio portuario para servicios de sanidad.
En 1953 se inauguraba otra de las creaciones de Tolosa, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Trintxerpe; uno de los pocos equipamientos públicos que llegó a construir. De composición «austera», destaca por la presencia de paños de ladrillo pintados de blanco y aparejados con una junta tosca que acentuaba la vibración de la luz.
Tres años más tarde -pocos meses después de su muerte-, en Donibane, se finalizaban las casas para el personal del remolcador de salvamento, bautizadas como 'Viviendas Luis Tolosa' en su memoria. El exterior respeta el carácter típico de los inmuebles tradicionales de Pasaia, con formas «contenidas».
La lista de proyectos que se le atribuyen incluye muchas más creaciones, como los talleres para Astilleros Luzuriaga o el edificio de viviendas para Benedictine de Antxo.
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