Secciones
Servicios
Destacamos
Ser dueño de un perro no es juego, es una responsabilidad. Por ello, la reciente Ley de Bienestar Animal ahonda aún más en la protección de los derechos adquiridos de los animales, de obligado cumplimiento por parte de sus propietarios. Un simple ejemplo de ello es que se prohíbe que los perros puedan permanecer más de 24 horas sólos en una vivienda, y menos aún que lo hagan en el balcón o en cualquier sótano. También es requisito indispensable que los animales pasen un test de sociabilidad, así como contratar un seguro de responsabilidad civil por daños a terceros… por si acaso (aunque la mayoría siempre defiende que su perro nunca ha mordido a nadie). Y todo con un doble objetivo: defender los derechos de los propios animales y velar por la buena convivencia entre personas y mascotas en la vía pública.
Sin embargo, la teoría siempre dista mucho de la práctica, y el caso que nos ocupa no es una excepción. Y si bien la mayoría de las obligaciones se cumplen a rajatabla (con la razonable duda del bozal en perros peligrosos), hay una en la que muchos dueños de canes se relajan especialmente… para desgracia de vecinos y turistas: la que tiene que ver con la nada amistosa tarea de recoger los excrementos de los animales. Y, qué casualidad, aquí la desgana y apatía de algunos dueños (no todos) salen a la luz y se multiplican exponencialmente, sobre todo cuando la calzada deja el empedrado y se transforma en un amplio jardín.
Por lo visto poco importa que las esquinas de una calle amanezcan decoradas con todo tipo de excrementos de perros… y menos aún que puedan ganarse a pulso importantes sanciones por no recogerlos. Parece dar igual: mientras nadie les pille 'in fraganti' cuando al can le da el apretón…
La desidia e indiferencia de unos conlleva la indignación de otros. Y eso mismo parece haberle sucedido a un vecino de Pasaia, cuya indignación ha llegado hasta tal punto que ha optado por tirar de papel y boli para enviar un contundente mensaje contra la desconsideración de algunos desinhibidos dueños de perros. En su mensaje, tan breve como contundente, el enfado del pasaitarra -maýusculo- no se focaliza en los inocentes animales (que en algún lado han de hacer sus necesidades) sino en sus incívicos propietarios. Y es que muchos de ellos hacen oídos sordos continuamente a sus obligaciones, bien por desgana, bien por desconsideración a los demás.
Sea como fuere, el indignado anónimo es muy claro en su objetivo, presume de una redacción muy directa y en su mensaje va al grano: «Recoged las cagadas de vuestros perros, pedazo guarros. Están las aceras y parques que dan asco», se puede leer en el papel adherido en la entrada de un portal del comienzo de la calle Azkuene, en la acera de los pares.
Queda por saber si en próximos días el mensaje llega a los dueños de los perros y, sobre todo, si cala en su conciencia y les convence de la importancia de mantener calles y jardines en un estado de higiene óptimo para el disfrute común. A la espera de obtener unos resultados más convincentes (y visibles) en el pueblo, el recadito del vecino de Pasaia ya ha circulado de boca en boca y está dando mucho que hablar entre los vecinos de la zona. Por sus formas y por el fondo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.