Puños de acero, guantes y paraguas

Se supone que en la propuesta se entremezclan varias discusiones. Una atraviesa de lleno la democracia liberal, que es el escenario internacional de un peligro cada vez más real por el que la vida pública puede convertirse en un lodazal de mentiras y excesos amplificados por las redes sociales. Un escenario que espanta a cualquier profesional a la hora de comprometerse con el servicio público. Otra nos recuerda que en Euskadi hasta hace bien poco no había libertad para ejercer la política por la anomalía del terrorismo. Ambos planos pueden tener espacios coincidentes pero habría que aclarar primero por dónde empezar, qué es lo prioritario y lo urgente.

Para la oposición va a ser un primer ejercicio de retrato en la política vasca en un contexto en el que soplan vientos extremistas inquietantes. Y existe el temor a que este acuerdo implique poner sordina a una determinada estrategia de denuncia de la oposición, algo que Pradales negó ayer de forma tajante al subrayar que su propuesta no pretende mermar la 'fiscalización' necesaria del Ejecutivo. Porque no es fácil colocarse al margen de las buenas intenciones expresadas por el lehendakari aunque haya asuntos 'éticos' en los que sea muy difícil deslindar los planos. ¿Cómo va a responder el PNV, por ejemplo, si los partidos de la oposición deciden incorporar en su respuesta a la oferta una denuncia clara del recurso a las 'puertas giratorias' de quienes hasta hace bien poco han ejercido cargos públicos? El debate sobre la 'ejemplaridad' está servido en bandeja.

La tormenta sobre la bahía de La Concha a la hora del Consejo de Gobierno fue todo un símil meteorológico. Nunca el tópico del 'marco incomparable' de la bahía donostiarra encerraba un significado político tan evidente. El verano ha servido para cargar pilas e, incluso, la expectativa de un pacto sobre Osakidetza, que está por ver, servía para una exhibición de esgrima bajo el aguacero. «No he pedido la tregua ni cien días de cortesía», aclaraba Pradales a quienes sostenían que EH Bildu había vuelto al discurso duro. El lehendakari ha hablado de «puño de acero con guante de seda» al referirse a la izquierda independentista. A la vez, ha sido prudente con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aunque ha confesado su 'sorpresa' por las declaraciones que ayer formulaba sobre la inmigración. La legislatura empieza con fuerza, aunque con formas contenidas Pradales quiere llevar la iniciativa . Es consciente de que le espera una oposición bien exigente. La tormenta climática de ayer fue premonitoria. El lehendakari necesitará un paraguas resistente a la lluvia y al viento. Por ahora le funcione el guión de ser nuevo en la oficina. Pero eso no es suficiente ya.