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Cinco años antes había deslumbrado al mundo con su Exposición Universal, pero también con el primer tendido de farolas eléctricas que le valieron el título de Cité Lumière. La ciudad subrayaba su modernidad con el desafío al vértigo plasmado en su Tour Eiffel. El escándalo ... ya era patrimonio femenino con aquella Colette que se presentaba vestida como un hombre y fumando. Pero la que revolucionó la pintura contemporánea fue una dama con sombrero firmada por Henri Matisse. Al verla, un crítico exclamó: «C'est une cage ux fauves!» –Es una jaula de fieras–. Había nacido el fauvismo. Y fue en aquel Salón de Otoño de 1905, en París.
Algo de eso tiene el que acaba de inaugurar la delegación de la Bascongada en Madrid, en la sede de su Colegio de Arquitectos. Dieciocho artistas vasco-navarros, todos de primera magnitud. Artistas consagrados, como Javier Sagarzazu, Xabier Obeso o Xebas Larrañaga, dialogando con talentos algo más que emergentes, también ahora con nombre de mujer.
La provocación performativa de Patrizia Landarbaso y sus 'Jakin Iturriak'. La introspección conceptual, hecha de percepción y memoria, en los 'Introversus-Adversus' de Sofía Idoia G. Chávarri. La causticidad inteligente de esas mujeres-muñeca posando junto a muñecos de plástico, tal como las retrata Cristina Guerrero.
Continuidad de Oteiza y Mendiburu, continuidad de Zumeta y Ruiz Balerdi. Lo mejor del arte vasco en Madrid, de la mano de una Bascongada que sentó sus reales allá hace más de un siglo. Excelente presentación de su comisario, Íñigo de Irizar. Desconcertante presencia de su delegado en Corte, Javier Olaciregui. ¿Por qué escribo desconcertante?
Pocos saben que en aquel Salón de París de 1905 también concurrió un arquitecto como Le Corbusier. Sabía que Olaciregui ejerce como tal. No podía imaginar su perfil pictórico. Fue en aquel salón parisino. Cuando la emoción y la expresión se hicieron protagonistas absolutos del cuadro, el color se apoderó de la obra de arte para siempre. Es lo que perpetra Javier: abstracciones geométricas de colores puros que se titulan 'Tánger' como fogonazos de la presencia vasca en Madrid.
En 1905, la edad de oro de la Belle Époque, la guerra estaba en aquel Salón de Otoño. En el de la Bascongada de 2023 se expande un aleccionador par móvil de lo que dicta: viva y vivificante convulsión artística, diálogo y concordia, alegría de vivir en cada obra. Artistas que se ven en el pasado y se buscan en el futuro. Magníficos fuegos de otoño.
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