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Una realidad: La mujer vive más tiempo que el hombre y su cerebro es casi 4 años más joven que el de un varón de la misma edad cronológica. En consecuencia, debería tener una menor vulnerabilidad para sufrir enfermedades neurodegenerativas por estar mejor adaptada al ... proceso de envejecimiento. Y, sin embargo, el cerebro femenino sufre con mayor frecuencia los embates del alzhéimer, tal y como constatan las observaciones epidemiológicas: 60 de cada 100 personas con alzhéimer son mujeres. Lo cierto es que la mujer tiene más tendencia a formar depósitos de proteínas amiloide y tau, ambas muy implicadas en la muerte neuronal en el alzhéimer. ¿Por qué sucede esto si su cerebro se mantiene más joven y el envejecimiento es el principal factor de riesgo para padecer alzhéimer? Hay varios sospechosos: Menor escolarización con la consiguiente menor reserva cognitiva, alteraciones hormonales de la menopausia, mayor presencia de una variante genética que aumenta la susceptibilidad al alzhéimer y mayor incidencia de episodios depresivos de repetición.
Una reflexión inmediata: El diseño de los estudios sobre alzhéimer debe contemplar la influencia del sexo.
Una hipótesis: Tres cuartas partes de quienes cuidan personas con alzhéimer son mujeres (40% hijas, 22% esposas y 8% nueras, más el personal profesional). Desde hace años se insiste en la necesidad de cuidar al cuidador. Se les recomienda dedicar un tiempo a actividades propias, a veces con el único objetivo de volver a su tarea con nuevos bríos. Muchas sufren ansiedad, depresión, estrés e insomnio, todos ellos factores que aumentan la vulnerabilidad al alzhéimer. La depresión y la ansiedad desencadenan la respuesta de estrés con aumento sostenido de cortisol, un asesino silencioso de neuronas del hipocampo, las más afectadas por el alzhéimer. Por este motivo, una idea comienza a tomar cuerpo: ¿Tienen las cuidadoras más riesgo de sufrir alzhéimer debido a las alteraciones que produce esta labor? Todavía no hay evidencias científicas definitivas. En este contexto, proyectos como 'OK en casa' cobran especial valor.
Un hallazgo: 6385 mujeres nacidas entre 1935 y 1956 (la edad media al entrar en el estudio era de 55,2 años) han sido estudiadas con evaluaciones cognitivas periódicas durante 14 años. Se ha encontrado una correlación inversa entre deterioro cognitivo y trabajo de 8 horas diarias fuera de casa. Los rendimientos de memoria a partir de los 60 años fueron mejores en las mujeres que trabajaban o habían trabajado fuera de casa. Las razones invocadas son que el trabajo remunerado ejerce efectos cognitivos positivos por estimular la mente, la interacción social y la autoestima.
Un debate: El dilema alzhéimer-eutanasia tiene también rostro público femenino. El último caso aparecido en prensa era mujer y también ha trascendido el juicio contra una doctora holandesa que aplicó la eutanasia a una paciente con alzhéimer. El debate está abierto y esperemos que impere la cordura racional.
Una declaración: La de Rosa Menéndez, Presidenta del CSIC, la institución señera de la I+D española. A la pregunta «¿de qué investigación está impaciente por ver resultados?», la profesora responde «muchos del área de la salud, como los que tratan de prevenir o controlar el alzhéimer. Tienen especial relevancia en un país tan longevo como España». Así sea.
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