Secciones
Servicios
Destacamos
Un esbozo primario de 'ladrillazo' tuvo lugar aquí hace cinco siglos. Con el final de la guerra de los parientes mayores y de la llamada ' ... Reconquista', tras la apertura de nuevos mercados ultramarinos que multiplicó la demanda de hierro en las ferrerías y de barcos en los astilleros, más el reconocimiento del estatuto de hidalgos a todos los vascos, el país 'se vino arriba'. Ayer al igual que hoy, la prosperidad generaba optimismo y ese estado anímico se trasladaba al inmobiliario.
Como consecuencia, a partir del primer tercio del siglo XVI los paisajes guipuzcoanos mudaron de piel. De la flexible, cálida y orgánica madera se pasó a la construcción en dura, fría y mineral cantería. Y así, a medida que la riqueza aumentaba, los esbeltos entramados leñosos hasta entonces dominantes fueron reemplazados por el 'bling bling' de la piedra labrada que siempre gozó de un mayor prestigio. Quiere esto decir que la madera no se arrinconó a causa de los incendios, los parásitos o las humedades, como se ha especulado, sino por algo mucho más humano: la moda, el afán por presumir.
Quienes, por falta de medios, en un primer momento no pudieron petrificar viviendas, palacios, iglesias y casas-torre, se las arreglaron para al menos darles un aire nuevo. Es este proceso el que explica con gran pormenor Ramón Ayerza, durante años docente y restaurador de algunas de las obras más emblemáticas del patrimonio guipuzcoano, en su tesis doctoral ahora publicada, 'Iglesias de madera en Gipuzkoa', donde analiza cinco templos enclavados en la que fuera alcaldía mayor de Arería: las ermitas de La Antigua y de Oraa en Zumarraga, y las parroquias de Ezkio, Itsaso y Astigarreta; más la iglesia de San Martín de Urretxu. Los seis comparten época y circunstancias, estilo y técnicas que revelan por parte de sus factores un dominio de las formas cultas del arte constructivo y una notable capacidad para resolver de manera creativa sus limitaciones económicas: trampantojos, abovedados lígneos, estrictas planificaciones geométricas, tríadas vitruvianas (solidez, utilidad, belleza)...
Alguien pudiera ver en ello respuestas superficiales de unos pueblos que se batían por no perder el compás de las modas y alinearse con el 'ladrillazo' en boga. Pero, como dice el arquitecto y crítico italiano Luigi Prestinenza en 'Arquitextura' (ed. Asimétricas, 2019), a veces la superficialidad se convierte en una deslumbrante metáfora del mundo y espejo para entender la realidad de una época.
Tan próximos y sin embargo tan desconocidos, vale la pena asomarse al conocimiento de estos seis relictos del patrimonio del territorio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.