Ya nunca te van a preguntar dónde estabas cuando derribaron las Torres Gemelas. Ahora te preguntarán qué estabas haciendo el día que Tamara dio el 'sí quiero' a su churri. Su popularidad crece. A este paso acuñarán una moneda de 3 euros con la efigie ... de la parejita. La marquesa de Griñón nunca defrauda. Ha rizado el rizo de la vacuidad más sonrojante y nosotros hemos dado el triple salto mortal de la gilipollez. La culpa es nuestra, somos unos majaderos cutres y cotillas. Me pregunto cuándo comenzó todo. Tamara, conocida entre su cuchipandi como 'Tamy' (no asciendes a mega pija sin un diminutivo ridículo) era un personaje del papel cuché que parloteaba (sin decir nada) de una manera rarita, afectada, cursi, y mojigata. Hasta que Onieva le puso los cuernos y de pronto, de una manera insólita y sorprendente, toda España la convirtió en una heroína del siglo XIX, una Madame Bovary doliente, dispersa y fútil. Ya me entiendes, 'Tamy' darling 'bobarismo' puro y duro.

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Se me han quitado las ganas de comentar los modelazos de las vip's en el bodorrio (todos muy mejorables). La saga Preysler, la Casa de Alba, Eugenia Silva, Vicky Berrocal, los Tous, los Falcó, los Junot ¡Uf!. Necesitamos elecciones para cambiar de celebrities. Por cierto, hablando de amor y lujo, dicen que la princesa Leonor tiene novio, no lo sé, pero que cambie de estilista ¡Ya! Por los clavos de Cristo, su abuela Sofía es más transgresora que ella. ¿Dónde estás Letizia?

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