El ecumenismo por bandera y la alianza de civilizaciones por soflama, a todos nos pareció muy loable que el Manchester y La Real pactaran la ... interrupción de su partido en el momento exacto en que el sol se puso aquel jueves para que, roto el ayuno del Ramadán, sus jugadores musulmanes pudieran nutrirse e hidratrarse.

Publicidad

Otras son las reacciones de la curiosa criatura que somos los humanos cuando recordamos que en el siglo pasado en este país los partidos de pelota se paraban a las 12 del mediodía, estuviera el tanteo como estuviera y tuviera la pelota quien la tuviera, para que pelotaris, jueces, capellanes, apostadores y público rezasen el Angelus. Eso, claro, se esgrime como símbolo de un país sombrío y encadenado por la religión.

Al día siguiente del match en el Reale, en una cena alguien dijo que no pedía carne porque era viernes y Cuaresma. Se le miró como si fuera un catecúmeno de aquel obispo Lefebvre. Interesantes raseros tan distintos de medir y juzgar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad