Qué queremos en San Bartolomé

La gran ampliación del Centro Garbera, el crecimiento de Lidl en La Bretxa, el Mercado de San Martín, los supermercados próximos de Urbieta y Plaza Arroca, la implantación de muchas franquicias y los nuevos hipermercados en los barrios hacen innecesario este centro comercial pensado hace doce años y que perjudica al pequeño comercio.

A raíz de la actuación de regeneración urbanística de Amara Zaharra/San Bartolomé, iniciada en 2008, toda la Corporación aprobó en 2015 modificaciones al Plan General de Ordenación Urbana para la zona. Una de las operaciones supone desnaturalizar la ladera del cerro, calificada como zona verde, para construir un centro comercial de diez plantas (cinco subterráneas) y 9.000 m2. Acogerá otro gran supermercado, franquicias, restaurante con terrazas, etc. Y contará con un aparcamiento (14.000 m2) de cuatro plantas, en rotación y en zona de bajas emisiones; lo que constituye una incoherencia desde el punto de vista de la movilidad sostenible porque incrementará el tráfico.

Todo el ámbito ya estaba exprimido en la dimensión urbanística y económica. La operación comercial es especulativa y no responde al interés general. Tanto asociaciones de vecinos como agrupaciones de comerciantes se oponen a ella. Esta plataforma ciudadana no acepta que por ingresar más dinero (12 millones) a repartir entre cuatro constructoras y el Ayuntamiento, se elimine una zona verde y densifique más el barrio.

La actuación requiere una excavación en roca de 47 metros y construir un enorme muro pantalla para sujetar la colina. Una obra compleja que durará tres años, con afecciones directas a las calles Easo, San Bartolomé, Urdaneta y Lizarra, ya perjudicadas por las obras del Metro. Además, se eliminará el carril bus y el bidegorri y se incrementa la pendiente de la cuesta de Aldapeta.

Como parte del patrimonio cultural de Donostia, la ladera de San Bartolomé ha de conservarse porque es parte de un paisaje urbano singular y un hito en la historia de San Sebastián. Es exigible sensibilidad hacia una colina, fuera de la ciudad amurallada, donde se situó en el siglo XI el primer Monasterio vinculado a Navarra.

La ciudadanía ha de saber que aún se puede evitar y aprobar una alternativa que respete esa ladera verde sin impactos y que se mantuvo así cuando se volvió a levantar una nueva iglesia y convento en 1876. La alternativa pasa por encargar un proyecto medioambiental y paisajístico que recupere la ladera para ofrecer un parque-jardín accesible y con árboles frondosos en pleno centro de la ciudad.

Se trata de integrar en el paisaje del Ensanche Cortazar lo que queda del convento, la iglesia, el muro de Easo y la ladera, para tener una visión global del conjunto, cumpliendo las Sentencias y la norma municipal de protección de esos bienes culturales (Peppuc). El proyecto para el edificio comercial elimina un tramo del muro protegido y lo desfigura al abrir un portón.

Consideramos que la licencia de obras concedida a un fondo de inversiones es ilegal porque la modificación del PGOU de 2015 incumple el Decreto 123/2012 del Gobierno Vasco sobre las dotaciones mínimas de espacios libres computables destinados a parques, jardines, plazas y zonas peatonales en cada ámbito. También incumple el artículo 105 de la Ley vasca de Suelo. Por ello, la plataformasanbartolome.com quiere presentar un recurso judicial para lograr la anulación de la licencia.

Ser una ciudad sostenible nos obliga a defender el interés general y a saber gestionar con sensibilidad el paisaje, el suelo público, el patrimonio cultural y la identidad del municipio. Queremos una estrategia cívica para afrontar los retos del modelo de ciudad que anhela la ciudadanía donostiarra.

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