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En la sala de espera de la sección de Aparato Digestivo del hospital de Galdakao-Usansolo estaba el otro día puesta la televisión, con un ... volumen moderado, lo cual agradecí porque en esas salas el silencio resuena mucho. En pantalla aparecía Nicolás Sartorius, enérgico y lúcido a sus ochenta y seis años. Hablaba de la conquista de la democracia, de las huelgas mineras de Asturias, hablaba, en fin, de grandes batallas. Ante tamañas gestas, parece que todo lo demás desmerece; sin embargo, cuando en el horizonte cercano asoma una gastroscopia o una endoscopia o una colonoscopia, el exterior se escucha en sordina. Somos pura fragilidad, y también pura grandeza, si nos organizamos. Pensaba en aquello de los principios, que hoy tan pasado de moda parece estar, con un ojo en la televisión y el otro, en la pantalla que anuncia los turnos para las pruebas. La vida exige a menudo cambiar de canal, pasar a una frecuencia íntima, para poder después sintonizar con los demás.

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