Canibalismos
Giputxirene ·
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Nos alimentamos del otro cuando lo explotamos, marginamos, cosificamos, alineamos...Intenta el agresor justificar el expolio, la esclavitud e incluso el asesinato del prójimo negándole su condición de ser humano. Un procedimiento frecuente para la ... deshumanización del otro consiste en acusarle de canibalismo. La historia está llena de ejemplos: los cartagineses por los romanos durante las guerras púnicas, los cristianos por los paganos, los gitanos por los españoles, los irlandeses por los ingleses, los chinos por los coreanos, los indios por los europeos, los 'rojos' por los franquistas...
Es sabido que la palabra caníbal viene de 'caribe' y surgió tras el encuentro de Colón con las poblaciones exóticas de las Indias occidentales. A partir de entonces, se prodigaron los rumores sobre pueblos manducadores de carne humana, la mayoría de las veces sin pruebas aunque poco importaba mientras sirviera para legitimar la dominación colonial. Así cuajó la doctrina de «son caníbales, luego nuestro deber es esclavizarlos y desposeerlos de todo».
Pero la antropofagia no es solo fruto de la imaginación. Hace ya un millón de años el hombre de Atapuerca comía cadáveres de semejantes, de donde podríamos deducir que «en el principio fue el canibalismo». La necesidad, es decir el hambre, sería la motivación más evidente pero no la única: por religión, por prejuicio o por amor, como acto de veneración a los seres queridos (el llamado endocanibalismo), para apropiarse de las cualidades del enemigo en guerra, pero también se ha degustado como capricho gourmet. En cada caso con significativas preparaciones en crudo, cocido o hervido.
Esto lleva al antropólogo Mondher Kilani, autor de un importante estudio sobre el tema, a describir la antropofagia, en su forma real o imaginaria, autorizada o prohibida, como un factor de producción de lo humano al mismo nivel que otras instituciones simbólicas como el mito o el ritual, y que estructuras sociales y culturales como el parentesco, el género o el sistema de alimentación.
Dicho esto, conviene no olvidar que muchos pueblos víctimas del colonialismo vieron en nuestro bulímico apetito de bienes materiales una forma de canibalismo blanco. «Pienso que mayor barbarie es comer un hombre vivo que comerlo muerto», denunciaba hace quinientos años el señor de Montaigne. De ahí la conclusión a la que llega Kilani respecto a las modernas formas de alelofagia: nos alimentamos del otro cuando lo explotamos, marginamos, cosificamos, alienamos... «La lógica de la devoración generalizada reside en el triunfo de la razón utilitaria sobre la razón cultural, del valor de mercancía sobre el intercambio social, del signo sobre el símbolo».
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