Secciones
Servicios
Destacamos
Después del bricolaje y de la jardinería, actividades con enorme arraigo entre nuestros vecinos, la genealogía está despuntando como la tercera afición de los franceses. ... Se habla de una 'pasión nacional' que cultivan en su tiempo de ocio millones de personas, dejando atrás el cliché que asociaba la investigación familiar con las pretensiones linajudas o de prueba racial, como hemos conocido por estos lares en tiempos pasados.
A la pesquisa matro y patronímica se acercan hoy personas con todo tipo de motivaciones y sensibilidad estimuladas por los nuevos medios para trepar por el tronco de sus apellidos sin salir de casa: son los 'geneanautas' (contracción de la palabra 'genealogía' y del compositivo 'nauta'), usuarios de los programas informáticos especializados y de las bases de datos que hay en Red para la búsqueda de cepas y de nodos entre estirpes familiares.
A este salto tecnológico se unirán los resultados que vaya arrojando la genética de las migraciones mediante análisis de ADN. Lo de los 'ocho apellidos vascos' puede quedar en pura anécdota ante la avalancha de datos que permitirán remontarse hasta nuestros más remotos antecedentes génicos. Hay ya en marcha una revolución en el conocimiento sobre los movimientos de las poblaciones desde la prehistoria hasta el presente que nos redibujará a todos y a cada uno.
De momento, en el País Vasco disponemos de herramientas como Badator, sistema para la consulta en línea de la documentación de los archivos de los tres territorios de la Comunidad Autónoma, y también existen redes colaborativas de genealogistas con millones de participantes que cruzan sus datos, como es el caso de la plataforma Geneanet, así como asociaciones que agrupan a aficionados de toda Vasconia interesados en la historia local; tal es el caso de Antzinako.
Esta última referencia nos alerta sobre una importante derivada de la 'arboricultura' parental. No raras veces, el camino de la genealogía va a parar en un claro de la historia: las condiciones de vida de nuestros antepasados, la geografía o demografía, la arquitectura o los oficios, hechos y relatos desconocidos u olvidados entroncados en viejas ramas de las que procedemos. Y, así, no pocos que se han iniciado en el estudio de su linaje han acabado poniendo luz sobre la realidad de una localidad o un territorio, de una actividad o de una tradición. De este modo, la curiosidad por lo privado nos abre al conocimiento de lo colectivo.
No sabríamos resumirlo mejor a como lo hizo Jean Cocteau (francés tenía que ser) cuando constató que «donde mejor canta el pájaro es en el árbol genealógico».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.