En la madrugada del pasado 18 de marzo se rompió la tregua y las bombas volvieron a Gaza en mitad de la noche, provocando los ... israelíes una nueva matanza, materializada. Con un balance de 174 niños, 89 mujeres y 32 ancianos, se trata posiblemente de la mayor masacre contra los gazatíes desde que comenzara la contienda tras el atentado del 7 de octubre de 2023. Por contra, sólo 5 dirigentes de Hamás resultaron muertos, pese a lo cual, las Fuerzas de Defensa israelíes afirmaron haber cumplido con su objetivo. Es decir, que para abatir a unos pocos cabecillas de esa organización, uno de los ejércitos mejores del mundo, y que presume de respetar siempre los derechos humanos, cometió semejante carnicería sin reparo alguno. Evidentemente, la intención de los uniformados era causar el mayor número de bajas posible, como lo viene haciendo a lo largo de estos meses, con el triste balance de unas 50.000 víctimas mortales reportadas hasta la fecha, si bien posiblemente sean muchas más.
La excusa esgrimida por Netanyahu para perpetrar el ataque y romper la tregua radica en forzar a Hamás a soltar a los rehenes que aún tiene, de manera que el primer ministro ya se ha encargado de apuntar que éste sería sólo el principio de una ofensiva que se presume duradera y cruenta, debido a que cuenta con el apoyo incondicional de Trump, que fue convenientemente avisada de esta operación, bautizada como 'Fuerza y Espada'. Y todo ello ante la tímida respuesta del resto de una comunidad internacional que hace muy poco para frenar esta escalada. Rusia y China señalan su preocupación, el secretario general de la ONU y ciertos líderes de la UE denuncian el horror, pero no van más allá. Por ejemplo, ¿para cuándo sanciones por parte de Bruselas? Si tildan de crímenes de guerra lo que hacen los rusos en Ucrania, ¿cómo denominar a estas sangrías que afectan mayormente a la población civil? Quiero recordar que, al igual que Putin ha sido acusado de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional, también lo ha sido Netanyahu, quien, por supuesto, no se da por aludido ya que mientras tenga detrás a Washington se siente con derecho a la impunidad.
No obstante, conviene indicar que si Netanyahu ha deshecho la tregua es porque está en un callejón político sin salida. La tregua pactada en enero, gracias a la presión de Trump, tenía tres fases. La primera se completó hace unos días y las conversaciones para implementar la segunda estaban estancadas. En esta nueva etapa se tenía que producir la liberación de los rehenes a cambio de sacar las tropas de la Franja. Y aquí es donde está el verdadero escollo, pues la ofensiva en Gaza se ha convertido en una de las claves fundamentales para la supervivencia política de Netanyahu. Hay que recordar que la tregua hizo que Poder Judío abandonara el ejecutivo por no estar de acuerdo y querer la destrucción absoluta de la Franja y sus habitantes. Con esta ruptura, su líder, el supremacista y xenófobo Ben Gvir, ha regresado al gabinete, reforzando así al 'premier', que también se veía amenazado por el ultra Smotrich en caso de retirar a los militares. Si estas formaciones de extrema derecha dejaban de respaldar a Netanyahu, su situación iba a ser insostenible. Por tanto, ante la disyuntiva de la posibilidad de convocar elecciones y dejar el gobierno o mantenerse en el cargo a costa de reanudar el conflicto para satisfacer a los radicales, Bibi ha optado por esta segunda opción, y de ahí que haya decidido acabar con la tregua, aunque ello suponga una dura crítica de los familiares de los rehenes, quienes le recriminan velar solo por sus intereses personales.
Dicho esto, tampoco debemos olvidar el contexto en el que se produce la reanudación de esta ofensiva. En efecto, debemos tener en cuenta, por un lado, la situación procesal del propio Netanyahu, pues aún está pendiente de juicio por corrupción. Y, por otro, el querer destituir al jefe del Shin Bet, la agencia de seguridad interior. Esta decisión está siendo muy contestada en la calle (y en el Tribunal Supremo), cuando él aún no ha asumido ninguna responsabilidad política por el 7O, sabiendo como sabemos que no prestó suficiente atención a la información que tenía sobre Gaza. Parece claro que Netanyahu ha escogido la huida hacia adelante al sentirse fuerte gracias al respaldo de Trump, cuya delirante propuesta para la Franja ha sido muy bien acogida por los mandatarios israelíes, quienes, a la postre, aspiran con hacerse con toda la Palestina histórica. Hace años que el Likud, el partido de Netanyahu, habló de quedarse con el territorio comprendido entre el río (Jordán) y el mar (Mediterráneo). Ahora el ministro de Defensa Katz amenaza abiertamente con anexionarse la Franja de Gaza si Hamás no suelta a los rehenes. Por supuesto, sin contemplar la partida de los soldados, tal como estaba previsto en la segunda fase de la tregua. Sólo muerte y destrucción.
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