Cerrado con tragaluz
EL OFICIO DE VIVIR ·
Cuando esto termine habrá un aluvión de historias de clausura en forma de intriga, psicodrama, comedia o terrorSecciones
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EL OFICIO DE VIVIR ·
Cuando esto termine habrá un aluvión de historias de clausura en forma de intriga, psicodrama, comedia o terrorSinopsis: Primavera de 2020. La pandemia del coronavirus obliga a un grupo de personas a permanecer bajo el mismo techo. Durante el confinamiento, sucederá algo ... inesperado que cambiará sus vidas para siempre».
Pueden apostar a que cuando esto termine podremos ver, leer o escuchar no pocas ficciones con este argumento base. Se avecina un aluvión de historias de clausura en forma de intriga, psicodrama, comedia vodevilesca, fantasía o terror, cimentadas en esa estructura narrativa que tiene nobles antecedentes clásicos: en literatura, desde 'Los crímenes de la calle Morgue' de Poe con la que se inaugura la novela policiaca en torno a un asesinato dentro de una habitación cerrada, hasta 'La metamorfosis' de Kafka pasando por 'La montaña mágica', donde la inmensa naturaleza abriga a los recluidos en un mórbido establecimiento alpino.
También en lo ficcional hay modas de guion, como en casi todo. Por ejemplo, venimos de una hiperinflación de obras de, sobre y con mujeres, y vamos camino de hacer del terrorismo una modalidad castiza de serie negra; a partir de los años 70 pegaron fuerte los dramas con extraterrestres, jóvenes nihilistas y toxicómanos o veteranos traumatizados en Vietnam; siguieron luego las oscuras tramas de ambiente religioso y las de desarraigo social, sin que nunca pasaran del todo los relatos sobre la guerra civil, las luchas de poder y de dinero, más los temas eternos: el amor y el sexo. ¿Asistiremos a un 'boom' del thriller pandémico? Puede ser.
Volviendo a la situación cerrada, viene al caso recordar que es en el teatro donde da un mayor juego; de hecho, se le considera como un género independiente, el 'huis clos' en jerga profesional. Suelen procurar estas piezas un intenso efecto catártico. Los personajes, constreñidos entre cuatro paredes (ya sea apartamento, mansión, convento, mazmorra, búnker o cueva), se ven en la necesidad de hablar venciendo su incomunicación, y en esas irán emergiendo conflictos y mentiras escondidas, secretos inconfesables, viejos silencios. Como una fuga en la caldera del gas, el exceso de verdades amenaza con volar el encierro. Por fin, todo se rompe o todo se recompone antes de que la puerta se abra a un futuro ya muy distinto.
De estas funciones salimos con la idea de que la necesidad camina siempre preñada de posibilidades, moraleja que no por tópica deja de ser exacta. Porque en cualquier cerrado hay un tragaluz por donde asoma un rayo que anuncia otra vida, no solo diferente sino tal vez mejor.
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