En mayo del año pasado, en medio del enorme impacto sanitario y social generado por la inesperada irrupción de la pandemia, un novedoso estudio estadístico pasó desapercibido. Algo lógico dada la situación límite que afrontábamos en aquellos momentos. Un contexto que sigue presente en nuestras ... vidas, en nuestro desempeño profesional y en nuestros hábitos sociales, marcados por el Covid-19. Una enfermedad que ha generado numerosas pérdidas humanas y una profunda huella de dolor en muchas familias guipuzcoanas. En mayo de 2020, el Instituto Vasco de Estadística EUSTAT publicó el Índice de Igualdad de Género respectivo a la Comunidad Autónoma Vasca, que por primera vez recogía cifras propias de los tres territorios históricos –respectivas a 2017–. Según revela este estudio, Gipuzkoa se sitúa en 72,5 puntos en el Índice de Igualdad de Género –una medición común en toda Europa–, siendo 100 el valor correspondiente a la igualdad total. Una cifra que coloca a nuestro territorio por encima de la media europea, solamente por detrás de los países más avanzados en políticas de igualdad, tales como Finlandia (73,4), Francia (74,6), Dinamarca (77,5) y Suecia (83,5). Gipuzkoa, al igual que el conjunto del País Vasco, ha sido un territorio pionero en el impulso de las políticas de igualdad. Lo ha sido gracias al empeño decidido de diferentes gobiernos, así como al creciente compromiso social de la ciudadanía guipuzcoana. Este año, una vez más, el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, nos ofrece un marco señalado para analizar estos logros, así como para visibilizar todo lo que queda por hacer. Es evidente que el Covid-19 va a marcar este día. En primer lugar, porque, según lo recomendado por las autoridades sanitarias, el contexto pandémico nos invita a evitar aglomeraciones. Todo ello con el ánimo de priorizar la vida y la salud de todas las personas en pie de igualdad, valores que han estado presentes en el movimiento feminista desde sus inicios.
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Esta posición de prudencia no significa, de ninguna manera, aparcar para otra ocasión la reivindicación en favor de la igualdad real de hombres y mujeres. Más bien al contrario, ya que la pandemia también ha traído consigo el riesgo de retrocesos en esta cuestión. La coyuntura actual, sin embargo, nos exige adaptar nuestra forma de manifestarnos y de trasladar nuestros mensajes a la sociedad. En segundo lugar, la pandemia ha sacado a relucir algunas de las situaciones críticas que ya nos afectaban y penalizaban a las mujeres de antemano, pero que la crisis del Covid-19 ha intensificado. Una de ellas es el ámbito de los cuidados, cuestión en el que diversas entidades, entre ellas el Instituto Vasco de la Mujer, han puesto el foco. La campaña de Emakunde nos insta a sacar a la luz esa carga invisible que asumimos las mujeres en el cuidado de los niños y niñas, así como de las personas mayores, para que podamos llegar a valorar y repartir esas tareas corresponsablemente entre mujeres y hombres, así como entre las instituciones y la sociedad en su conjunto.
Tal y como prevé la prestigiosa investigadora María Ángeles Durán en 'La riqueza invisible de los cuidados', en caso de que las mujeres mantengamos la tendencia de incorporarnos al empleo el envejecimiento de la población nos llevará a un muy significativo aumento de la demanda de cuidados a personas mayores. Se trata de una previsión que nos interpela a las instituciones, sin duda alguna, pero también al conjunto de la sociedad. La participación de los núcleos familiares y de toda la comunidad en los cuidados, un valor comunitario muy presente en nuestra sociedad, se antoja necesaria para hacer frente a dicha demanda. Dicha participación, sin embargo, no puede descansar solamente en las mujeres, sino que debe ser asumida también por los hombres de manera corresponsable. Algo que exige, además de profundizar en las medidas de conciliación implementadas por distintas administraciones, un cambio cultural que debemos generar sin mayor demora.
Por último, el 8 de marzo también servirá este año para reivindicar el liderazgo de las mujeres en el esfuerzo por construir un futuro más justo, democrático e igualitario para nuestras sociedades. También en Gipuzkoa, las mujeres están realizando una contribución vital para limitar y evitar las consecuencias del virus. Lo están haciendo, además, en muchos ámbitos. Bien como sanitarias, cuidadoras de personas mayores o voluntarias sociales, bien como científicas, emprendedoras, políticas o como agentes socioeconómicos.
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Este 8 de marzo volveremos a llevar al primer plano la reivindicación de la igualdad de mujeres y hombres. Desde la Diputación de Gipuzkoa, nos reafirmaremos en nuestro compromiso por seguir desarrollando unas políticas avanzadas de igualdad, en colaboración con el resto de instituciones y el dinámico tejido asociativo guipuzcoano, así como en seguir trabajando por combatir la violencia que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo. Además, pondremos el acento en visibilizar la contribución de aquellas mujeres pioneras que, cada una desde sus inquietudes profesionales, culturales, políticas y sociales, han abierto la vía hacia una sociedad más igualitaria. Una Gipuzkoa en la que no quepan las desigualdades de género, en la que, como comunidad de personas que somos, todos y todas hagamos nuestro el desafío de la igualdad.
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