El 3 de septiembre de 2006 publiqué en estas páginas un artículo de despedida de los lectores del periódico, titulado 'En ti confío', con motivo de mi nombramiento como obispo de Palencia. Después de una larga colaboración con este periódico durante los 20 años de ... mi etapa sacerdotal en Zumarraga, decía adiós a mi colaboración puntual en estas páginas. Pero, para mi sorpresa, la despedida solo fue temporal… En efecto, pasados poco más de tres años, fui nombrado obispo de San Sebastián y retomé mi presencia en estas páginas, esta vez como pastor de nuestra Diócesis. Calculo que han sido más de 150 artículos los publicados en este periódico, desde aquel 30 de agosto de 1989, en el que me estrené compartiendo con vosotros las impresiones vividas junto a un grupo de jóvenes guipuzcoanos con los que había acudido a las Jornadas Mundiales de la Juventud, convocadas por San Juan Pablo II ('Impresiones desde Santiago de Compostela'). ¡Yo entonces tenía 27 años y ahora tengo ya 60!
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Pues bien, hoy 6 de febrero, celebro en la Catedral del Buen Pastor una Eucaristía de despedida previa a mi Toma de Posesión como Obispo de Orihuela Alicante el día 12 de febrero. ¡Hoy sí que me despido definitivamente de los lectores del espacio de Opinión de El Diario Vasco! Soy donostiarra y siempre llevaré con mucho orgullo mi condición de guipuzcoano allí donde esté. Pero, obviamente, el servicio eclesial en mi propia tierra ha concluido y ahora inicio una última etapa, que abordo con mucha ilusión.
Quisiera referirme en este último artículo al reto comunicativo de la Iglesia. Ciertamente, la presencia de la Iglesia en los 'mass media' no es nada fácil, pero es indispensable para poder llevar adelante la misión que hemos recibido de Jesús de hacer presente el Reino de Dios en nuestro mundo. Hay que distinguir cuatro modelos de presencia mediática:
1. El primero es el referido a nuestra presencia en los medios generalistas laicos, como es el caso de El Diario Vasco. Por desgracia, no todos los medios tienen una concepción integradora del concepto de laicidad, y no pocos la entienden en un sentido restrictivo -cuando no excluyente- del hecho religioso. En este caso habría que hablar más bien de 'laicismo' en el que la palabra de la Iglesia no tiene cabida. Es necesario que la Iglesia realice su propia autocrítica, ya que una de las razones de la dificultad para encontrar hueco en los medios generalistas puede estribar en nuestra dificultad de adaptarnos a un tipo de comunicación, mucho más rápido y directo que el que ha sido el lenguaje estándar eclesiástico. Pero no todas las dificultades se refieren al mero lenguaje de la comunicación, sino que existen muchos posicionamientos de partida ideologizados y otros marcadamente anticlericales, que hacen imposible una presencia como la que yo he tenido en este periódico.
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2. Un segundo modelo es la comunicación a través de los medios generalistas de titularidad eclesial. Ciertamente, la titularidad eclesial de un medio generalista habría de permitir a la Iglesia encarnar una apuesta por hacer presentes los valores evangélicos en todas las dimensiones de la vida social… Pero seamos sinceros, para eso sería necesario que cuantos conforman estos proyectos comunicativos estuviesen más imbuidos de los criterios de la doctrina social católica que de sus propias sensibilidades; y eso no es nada fácil.
3. Un tercer modelo es la comunicación a través de los medios de contenido temático religioso. Como es conocido, esta ha sido mi apuesta principal de comunicación en todos estos años. Soy consciente de que muchos pensarán que se trata de un modelo endogámico, en el que nos desenvolvemos en una burbuja mediática.
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4. Y, por último, me refiero al formato comunicativo de las nuevas tecnologías: YouTube, Twitter, Instagram, Facebook.... El confinamiento y el aislamiento social provocado por el Covid ha supuesto un avance espectacular de la comunicación de la Iglesia por estos cauces. Un ejemplo, el canal de YouTube de nuestra Diócesis de San Sebastián tiene una audiencia de más quince mil visualizaciones diarias. La posibilidad de comunicarnos directamente con nuestros fieles, sin intermediarios que no siempre trasladan correctamente el mensaje, se está demostrando que es clave. Ahora bien, las dificultades en este formato son manifiestas. Es preocupante observar cómo las nuevas tecnologías se pueden convertir en burbujas de aislamiento que dificultan la relación social.
Agradezco de corazón a EL DIARIO VASCO la acogida que me ha ofrecido durante todos estos años en estas páginas. Creo que es un ejemplo de laicidad inclusiva. Y como habréis podido observar, he vuelto a elegir, como título de este artículo de despedida, mi lema episcopal: 'En ti confio'. Confío en Jesús, y en todas las personas de buena voluntad que hemos intentado encontrarnos desde la diversidad. ¡Seréis bienvenidos cuantos os acerquéis en alguna oportunidad a saludar al obispo de Orihuela Alicante!
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