¿La cuarta humillación?
El oficio de vivir ·
Nos creíamos imponentes hasta que un microbio nos puso a todos en un balcón con vistas al abismoSecciones
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Nos creíamos imponentes hasta que un microbio nos puso a todos en un balcón con vistas al abismoLas páginas de actualidad científica acogen regularmente reportajes sobre cómo será el mundo que el genio del Progreso está perfilando. Allí se nos anuncia que venceremos todas las enfermedades y viviremos un siglo o incluso más; dejaremos de ser humanos limitados para devenir en transhumanos ... con capacidades inimaginables; ganaremos el pan con el cibersudor de nuestros robots; colonizaremos otros planetas adonde iremos de vacaciones; no habrá conflictos políticos ni crisis medioambientales, pues bajo el gobierno de los algoritmos el sistema se autorregulará igual que un termostato ajusta la temperatura ambiente sin que se lo pidamos. Y todo en este plan.
Para muscular nuestro escepticismo, no hay nada como recortar dichas páginas, guardarlas en un cajón y al tiempo volver a ellas. Nos percataremos, por un lado, de que la ciencia y la ficción acostumbran a caminar de la mano, y, por otro, que pocas prospecciones llegan a anticipar los cambios de verdadero impacto. Todo ese folklore posmoderno impide ver que la clave de la historia humana está en la complejidad, en la incertidumbre, con la tragedia acechando: nunca eliminaremos la posibilidad de una catástrofe que acabe con nosotros, igual que no hay modo de deshacernos de bacterias y virus que se automodifican de continuo para engañarnos.
Según la teoría de las tres humillaciones, el ser humano fue herido en su orgullo cuando Copérnico describió la Tierra como una suerte de peonza que gira en uno de los arrabales lácteos ante la indiferencia del Universo. Acusamos una segunda humillación al saber, por Darwin, que no somos soplo de un dios sino tan solo un peldaño de la escalera que forma la secuencia biológica de las especies. Y, por último, Freud y sus continuadores han revelado que la mayoría de nuestros actos y decisiones surgen de las profundidades de la psique gobernada por fuerzas no conscientes: adiós a nuestra preciada Libertad.
Apechugando con las tres humillaciones, el moderno tecnoprogresismo alza la cresta para proclamar que, con todo y pese a todo, a nuestra especie le sobra inteligencia y creatividad innovadora para superar limitaciones, neutralizar amenazas y gestionar el planeta como prósperos terratenientes. En esas, creyéndonos imponentes, apareció un microbio del tamaño de una millonésima parte de una cagada de pulga y nos puso a todos en un balcón con vistas al abismo. Humillación viene de 'humus' y es el afecto que nos recuerda dónde empieza y dónde termina esta fábula de los exdioses.
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