Se abre la temporada de balconing», titulaba el otro día un periódico mallorquín. Rúbrica de humor negro, aunque informativamente irreprochable: es recurrente que cada verano, con estricta regularidad estacional, jóvenes turistas se desplomen desde las habitaciones de hoteles y apartamentos con consecuencias muchas veces irreversibles. ... Este año, la siniestra 'temporada' viene madrugadora: ya el pasado día 7, en Palma de Mallorca, un alemán de 23 años tuvo el triste honor de romperse la crisma con carácter primicial.
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Algo muy raro está ocurriendo cuando centenares de miles de jóvenes del antes llamado 'Tercer Mundo' mueren en mar abierto intentando alcanzar las costas de Europa, y al mismo tiempo los nuestros lo hacen tirándose a las piscinas desde los balcones. Los ricos se juegan la vida a la ruleta rusa mientras los pobres arriesgan sus maltratados huesos por un futuro digno; borrachos o colocados aquellos, desgarradamente sobrios estos.
Algunas defenestraciones históricas precedente a estas alcohólicas, como la de también mayo pero del año 1618. Entonces, tres altos funcionarios católicos del Reino de Bohemia fueron arrojados por una de las ventanas del castillo imperial. 'La Defenestración de Praga' marcaría el inicio de un largo y sangriento conflicto militar, la Guerra de los Treinta Años, auténtica guerra civil europea por el número de países implicados y los millones de muertos entre protestantes y católicos; comparativamente, fue más mortífera que las dos mundiales del siglo XX juntas.
Hoy, los turistas se hacen selfis al pie de la famosa ventana del castillo praguense por la que los tres bohemios se precipitaron sin mayores consecuencias pese a la altura. Los católicos hablaron de milagro, aunque según sus enemigos protestantes lo que evitó la gran castaña es que cayeron sobre un montón de estiércol. «¡Divina mierda!», pudo exclamar Filip Fabricius, uno de los supervivientes luego ennoblecido con el título de Barón de la Alta Caída (en checo, 'de Hohenfall').
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Volviendo al presente, es de lamentar que en su obsesión ultraliberal el gobierno balear de PP-Vox mediante un llamado Decreto de Turismo Responsable se plantee eliminar las trabas a la venta y el consumo de alcohol en las islas. Más combustible para los balconeros. Si a la presidenta de la Comunidad de Madrid se la conoce como 'Nuestra Señora de las Cañas', la de Baleares no va a quedarse en menos que 'La Moreneta del Botellón'. Todo sea por la libertad, ¡carajo!, y que caiga quien caiga.
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