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Hace cinco años el Gobierno decretó el estado de alarma frente a la pandemia desatada por el Covid. Mes y medio después de que la ... OMS declarara una emergencia sanitaria de alcance internacional. Transcurrido un siglo de la mal llamada gripe española, nuestro país fue especialmente azotado por sucesivas variantes de un virus descubierto inicialmente en la ciudad china de Wuhan. Hace cinco años no existía memoria viva alguna de que semejante amenaza pudiera existir. Y hoy hemos olvidado en gran medida aquellas interminables jornadas que discurrieron en la reclusión, el distanciamiento y una movilidad tasada. Pero sobre todo en el miedo ante lo desconocido; en el miedo a enfermar. Cuando no se conocían con exactitud las vías de transmisión del coranavirus, y mucho menos el cuadro completo de sus efectos sobre las personas infectadas. Se nos ha olvidado, por ejemplo, lo que se tardó en generalizar el uso de las mascarillas. Y que pronto perdimos la cuenta de los familiares y allegados que lo pasaron muy mal, hasta perder la vida en la pandemia. 157.000 muertes que es obligado recordar, cuando muchas de ellas tuvieron lugar en la soledad y el desamparo más crueles.
La desmemoria sobre los pequeños quebrantos que supuso la pandemia puede llegar a ser sana. Siempre que vaya acompañada del recuerdo de una experiencia terrible para una vida con sentido. Las convulsiones geopolíticas posteriores, debidas a virus presentes en la voluntad de personas poderosas, han contribuido a aparcar la cuestión de hasta qué punto la humanidad entera está expuesta a que se desate una pandemia aún más atroz a causa, especialmente, del cambio climático como catalizador de escenarios inimaginables. Aunque es de temer que una mezcla de fatalismo y de asunción distante del mal que afecta a los demás se haya instalado no sólo en la sociedad sino en las instituciones llamadas a prevenir y afrontar lo peor. La polarización partidista no ayuda en absoluto a extraer conclusiones cabales y operativas del drama del coronavirus. Los planes educativos y la transmisión intergeneracional también han optado por aparcar una experiencia tan impactante y rica en lecciones que debiera ser un puntal de referencia para la formación de los más jóvenes. Empezando por aquellos que orientan sus pasos al servicio público y a los cuidados.
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