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La decisión del Tribunal Supremo de anular el traspaso a Euskadi de la homologación de títulos universitarios obtenidos en el extranjero obliga a realizar una ... profunda reflexión. En primer lugar, porque afecta a un número considerable de personas de otros países que pretenden convalidar sus titulaciones superiores con similares carreras que se pueden cursar en España. La sentencia frena su posible incorporación al mercado laboral vasco y deja en el aire el destino de los trabajadores llamados a reforzar Osakidetza, el pilar de la gestión pública más necesitada de personal. Sería estéril perderse en un cruce de acusaciones sobre la responsabilidad del varapalo judicial que, siendo una cuestión importante de dilucidar para evitar que vuelva a suceder, no debería despistar a los gobiernos central y vasco de la búsqueda del bien común que comparten con esa transferencia. Y no es otro que atraer el talento y no dejarlo escapar.
Los magistrados argumentan que se trata de una materia de interés general y, por tanto, subrayan que esa equivalencia es competencia exclusiva del Estado. El Ejecutivo de Pedro Sánchez y el PSE advertían al PNV del peligro de realizar con excesiva celeridad el traspaso, un trámite que exige la máxima rigurosidad para alejar el riesgo jurídico. De hecho, la transferencia ahora anulada se firmó hace un año con Urkullu aún como lehendakari, pero estaba en suspenso desde julio. Numerosos colectivos profesionales la habían recurrido. El Gobierno Vasco, por su parte, considera una «inaceptable intromisión» la suspensión del traspaso de la homologación de títulos extranjeros y urge a Sánchez a revertir la situación. La fluida relación que mantienen el presidente e Imanol Pradales, reflejada en cuatro encuentros oficiales desde que éste accedió a la Lehendakaritza, debería ser garantía suficiente para evitar daños mayores en la colisión institucional y restaurar la confianza.
Euskadi no puede perder talento, en un momento de fuerte competencia exterior, ni oportunidades de renovar plantillas con síntomas de agotamiento. El País Vasco ha logrado un récord histórico de cotizantes extranjeros a la Seguridad Social que palía las dificultades de mano de obra en sectores que han dejado de ser atractivos para los trabajadores autóctonos. Por ejemplo, los cuidados, la hostelería y la construcción. Pero también necesita savia nueva en puestos de mayor cualificación laboral y con capacidad de arraigo. Ese es el reto en el que hay que centrarse.
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