El proceso de elección del nuevo EBB del PNV entra mañana en la segunda vuelta, que culminará en la asamblea general del 29 y 30 de marzo en Donostia. La retirada de Andoni Ortuzar para evitar la división del partido ante la candidatura emergente de ... Aitor Esteban evita darle a esta contienda un punto de confrontación cainita que hubiera desgastado peligrosamente a la formación jeltzale y en la que se corría el peligro de esparcir viejos agravios acumulados sobre la base de las disputas de poder. La traumática historia de la escisión en los años 80 opera como una vacuna entre unas bases jeltzales que viven su particular desconcierto interno y que demandan unidad ante un proyecto que se juega su hegemonía en el medio y largo plazo. Esteban se dispone a ser avalado en las próximas semanas por la afiliación con un EBB que integrará a una mayoría en los batzokis con una lista marcada por la renovación generacional. Con excepción, claro está, del propio Esteban, que se perfila como un recambio de transición. El PNV cerrará así el ciclo iniciado con el relevo de Urkullu por Pradales. Y se enfrentará a poderosos retos en los próximos años. De entrada, conectar con los más jóvenes, pero también abrir de verdad el partido a la ciudadanía vasca y afrontar los debates de fondo de una sociedad contemporánea en la que la democracia liberal se enfrenta a nuevos riesgos existenciales. Los cambios sociológicos en Euskadi sirven de telón de fondo para esta mutación tan intensa. Y también una diversidad que le exige capacidad de adaptación permanente. La pulsión identitaria se ha enfriado en los últimos tiempos, sobre todo tras el fin del terrorismo de ETA, pero emergen nuevos problemas y la gestión institucional debe ofrecer soluciones eficaces a la ciudadanía. El PNV tiene comprometida una política de alianzas con los socialistas que le permite ser protagonista de la estabilidad. El desafío que le plantea EH Bildu como alternativa de gobierno obliga también al partido jeltzale a ser coherente en su mensaje de renovación.

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La formación independentista cerró ayer su congreso en Pamplona con la reelección de Otegi como líder de esta coalición con el 95% del apoyo de sus bases, que en porcentajes similares también dieron luz verde a unas ponencias de marcado carácter soberanista. EH Bildu, con un guion pragmático exhibido en los últimos años, cerró ayer sin fisuras su cónclave para mantener su progresión electoral y pisar los talones a un PNV en proceso de renovación.

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