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Una noticia puede retrotraerte al momento en que quisiste ser periodista. Las mujeres peleamos para que se nos abrieran las puertas de la educación y laborales porque queríamos tener la vida de las hijas europeas de la guerra mundial, no las que teníamos, las de ... las hijas de la guerra civil perdida. Nos dolía y nos rebelaba nuestra situación y por eso queríamos poder denunciarlo. Afortunadamente, aquel sueño de libertades casi se ha cumplido.
Miro a mi alrededor a la sociedad construida para tener una vida digna y a los pliegues en los que se esconde el pasado como el botón de una planta venenosa. Hablo con un joven profesor de instituto y vuelvo deprimida como una mona. Ser joven… Como cáscaras de nueces son arrastrados por las revoluciones de sus tiempos; las redes sociales, los 'influencers' y el estilo para identificarse con las tribus… A algunos de nosotros ese vacío nos provoca un vértigo aterrador, porque si se quedaran con lo inmediato, nunca sabrán conquistar la eternidad.
Especulaciones aparte, en las puertas de institutos del Raval en Barcelona, en Málaga, en Madrid y también en Bilbao hay chicas de origen paquistaní, marroquí o de África ecuatorial que llevan mascarilla o velo porque la temporada de bodas ha comenzado. Los matrimonios concertados, preparados o forzados siguen perpetrándose en nuestro país, se celebran en este momento. Niñas de catorce, dieciséis años a quienes enlazan con un pariente para básicamente perpetuar la especie. En Barcelona hay establecimientos para novias paquistaníes o marroquíes, y salones que se alquilan para celebrar bodas acordadas decorados con luces de colores, flores y tules para que se parezcan a un cuento de hadas aunque puedan convertirse en una pesadilla.
La ONU calcula que en 2020 más de 140 millones de niñas o jóvenes de entre 15 y 19 años estuvieron en esta situación. Esta tragedia abarca a países de todos los continentes: del Norte de África, de África Occidental y Central, de Oriente Próximo y Oriente Medio, de Asia Meridional, de América Latina, del Norte de América, de Europa… Hay asociaciones, organizaciones que con coraje se dedican a que el enfrentamiento a su realidad, a su familia y a su destino sea menos traumático de lo que es, pero que esto esté pasando en un barrio de nuestra ciudad y que sigamos ignorándolo nos suspende en materia de solidaridad. Sigo siendo periodista, se encoge mi corazón casi jubilado y busco las direcciones de los valientes que se ocupan para lo que pueda hacer por ellas. Para eso no hay que votar por correo, con un 'bizum' basta para que una niña que podía ser nuestra hija o nieta sueñe con su destino.
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