Una de las amigas con las que tomo café los martes ha vuelto de Londres y nos ha traído un trapo de cocina conmemorativo de la coronación de Carlos y Camila. Se lo agradecí evitando juzgarla por el insólito regalo. Ya en casa y sin ... saber qué demonios hacer con aquella preciosidad, la miré con detenimiento. De todos es sabido que la cursilería británica puede alcanzar dimensiones inimaginables, pero el trapo en cuestión no tenía nada desaprovechable. Una tela tosca y llena de apresto donde la reina madre aparecía al lado del hasta entonces príncipe Carlos encerrados cada uno en una orla dorada. En la parte de abajo un 'Good save the King', amén de la fecha del acontecimiento en letras rojas.
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La primera vez que fui a Versalles era muy joven y todavía no me había dado una vuelta por las ciudades europeas de los viejos imperios. Se me quedó la boca abierta, igual que la primera vez que vi el barroco de la catedral sevillana o me paseé por la sala Apollo del Louvre. Allí precisamente se exponen las joyas que sobrevivieron a la Revolución Francesa, igual que en la torre de Londres se exhibe el tesoro de la corona.
Estos días, estomagada con la dichosa coronación de Carlos III, y secando los platos con el morro de la reina madre, he sabido que en Madrid, este verano, se abrirá un museo con colecciones reales españolas. Las monarquías han atesorado pinturas, tapices, mobiliario, y objetos excepcionales a lo largo de los siglos, además de joyas impresionantes. Al contrario de lo que ocurre en el resto de monarquías europeas, la Familia Real española no tiene en su haber una colección de lo que se suele conocer como 'joyas de la Corona', y algo me hace suponer que en este museo no estará la colección de tiaras, las joyas que atesoraban la reina Victoria Eugenia o la mismísima Isabel II.
A mí me gustaría saber a dónde han ido a parar o cuál es el inventario existente en el Palacio Real. A medida que se abren las puertas a la información de los ilustres la cosa se pone fea. Por lo visto en el Palacio Real y mientras el emérito andaba viviendo la vida loca desaparecieron un par de cuadros de Velázquez, como si la cosa no tuviera importancia. Todo el patrimonio, al menos el que no ha sido expoliado o inventariado, pertenece al pueblo español y al menos tenemos derecho a verlo y a conocer de su existencia.
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Espero que quien dirija la sección de 'marketing' del próximo museo sea tan listo como los ingleses. Yo casi estoy dispuesta a coleccionar trapos de cocina con el emérito al lado de cada una de las amantes que se rumorea que tuvo, aunque aquí somos muy dignos, demasiado, diría yo.
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