Ochenta años después de la liberación de Auschwitz, los alemanes siguen atenazados como consecuencia de su protagonismo en el atropello más grande y universal de todos los tiempos. Buena prueba de ello es su actitud ante Gaza. Su defensa a ultranza de Israel, aunque los ... crímenes de allá resuenen como un trueno. Un pueblo entero empeñado entonces en la visión de un falso redentor esquivó finalmente condenas judiciales y sociales. Fueron muy pocos los condenados. Solo seis años hubieron de transcurrir para que Alemania integrase la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Ante las evidencias, Alemania y el orbe entero esquivamos hurgar en el dolor. Solo el pueblo judío no olvida. Mediado el tiempo, Europa incluso dispone de un socio comprometido y fiable. Es el paradigmático cuadro del estado de negación permanente. El riesgo y la congoja de enfrentar situaciones para las que no estamos preparados. La elusión de la culpabilidad; el quebranto de la conciencia desgarrada. Cuántas preguntas me surgen ante este atolladero. ¿Es mejor mirar a otro lado? No será porque en España carezcamos de episodios para el debate. ¿Hemos de perseverar en el dolo, o es preferible adaptarnos en aras de la coexistencia?
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