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ESQUÍ EN IRAK

ANDER IZAGIRRE

PLAZA DE GIPUZKOA

Jueves, 25 de octubre 2018, 06:20

Aestas horas, es posible que el donostiarra Karlos Zurutuza sea el único periodista extranjero en Libia. Tras esperar meses, anteayer recibió el telefonazo de un amigo libio y compró el primer vuelo que pilló: por fin se le abría una puerta en ese país de acceso casi imposible. Se moverá por un territorio minúsculo, el que controla cierta milicia, porque el país está troceado entre tres Gobiernos, ciento cuarenta clanes y dos mil grupos armados que establecen sus fronteras. Él desea que haya bodas: los viernes, los habitantes de las montañas bajan a la playa en caravanas para celebrar las fiestas nupciales, los milicianos permiten el paso y el reportero aprovecha el tiempo de la parranda para viajar también a la montaña y volver antes de que echen de nuevo la barrera.

Zurutuza lleva siete años viajando seguido a Libia, desde el levantamiento que acabó con Gadafi, para describir un país en descomposición. En su libro 'Tierra adentro', se fija en los migrantes subsaharianos atrapados en aquel laberinto. Nos cuenta quiénes son esas personas que ahora llegan a nuestra tierra, de dónde vienen, qué buscan, cómo les afecta la geopolítica, al tiempo que desmonta estereotipos y sensacionalismos. En este tiempo de ideas simples y prejuicios contundentes, sus reportajes nos traen la complejidad, la diversidad y la riqueza de los humanos. Y un curioso viceversa: Zurutuza también se lleva su mundo -el nuestro- y lo va esparciendo por ahí. Igual que los noruegos trajeron el esquí a Aralar en 1908, este donostiarra impulsó en 2010 con otros colegas la primera escuela de esquiadores en las montañas del Kurdistán iraquí. Gracias al intercambio, gracias a la libre circulación de personas, ideas y saberes, la vida es mucho más interesante. Los viajeros polinizan el mundo.

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