Los 'extremeños' se tocan
El oficio de vivir ·
Así como actualizamos los dispositivos informáticos, deberíamos poner al día la 'interfaz' mental que nos conecta al mundoSecciones
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El oficio de vivir ·
Así como actualizamos los dispositivos informáticos, deberíamos poner al día la 'interfaz' mental que nos conecta al mundoEl tópico viñetista de estas fechas es la imagen del año anciano abandonando el escenario para que lo ocupe el nuevo recién nacido. De alguna manera, todas/os y cada una/o somos ese año que envejece y también el que, brioso y esperanzado, se ... anuda al mundo. La miga de la vida está en el equilibrio que se alcance entre lo que perdemos y lo que ganamos dentro del perpetuo movimiento de deterioro y desorganización por un lado, renovación y reorganización por el otro, que acompaña al paso del tiempo.
Si mantenerse físicamente en forma exige una disciplina adecuada y un punto ascética, no menos dificultoso es seguirle el compás a una realidad vertiginosamente cambiante. Se ha dicho, no sin razón, que para llegar a entender la época entera que va desde el inicio al fin de la vida personal tendríamos que rehacer tres o cuatro veces nuestra educación y nuestra cultura. O sea, que así como actualizamos los programas de nuestros dispositivos informáticos con nuevas versiones aptas para las aplicaciones y funcionalidades que van surgiendo, de la misma manera deberíamos poner periódicamente al día la 'interfaz' mental que nos conecta con el mundo. Un ejercicio inalcanzable pero tal vez útil como ideal regulador.
Desde esta perspectiva, dan que pensar esas figuras de opinión ex cátedra que, tras completar el recorrido completo de los errores políticos tradicionales entre los de su generación, continúan a pontificarnos con sus convicciones, descubrimientos y certitudes más recientes tal que si fueran a misa. 'Enfants terribles' que hace cincuenta años incensaban con versos libres a Lenin o al Che, ahora se desmelenan las canas contra un Gobierno supuestamente bolivariano con vocación caudillista, brazada de ministros comerreyes que urden el asesinato de Montesquieu y la instauración de una república bananera. Menos mal que Madrid resiste, se consuelan.
Hay que pertenecer a la 'intelligentsia' para creer cosas como esas. Siendo piadosos nos decimos que acaso les suceda lo que a Agustín de Foxá, aristócrata, diplomático y columnista de preguerra, quien confesaba odiar a los comunistas... porque le obligaron a hacerse falangista. En su inacabable fuga de cuanto huela a izquierdas y a nacionalismos periféricos, algunos se deslizan rectamente al astracán voxista versión Muñoz Seca, 'Los extremeños se tocan'. Pero, bueno, si la cosa se pusiera estupenda siempre cabe un mutis dandi a la manera del propio Foxá: «Hagamos de España un país fascista, y yo me iré a vivir a Biarritz».
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