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Tras el Vaticano, Mónaco es el estado más pequeño y uno de los de mayor concentración de cuentas bancarias del mundo: cerca de medio millón para unos 40.000 habitantes. A falta de presión fiscal directa, su economía se asienta sobre los impuestos indirectos que ... junto a la confidencialidad de capitales y al masivo censo de 'holdings' explican la opulencia del peñón. Allí no se fabrica un tornillo ni se cultiva una lechuga, pero el dinero fluye por castigo.
Tampoco es ajena la capacidad de los Grimaldi para seducir con sus vidas de cuento, léase con los cuentos de sus vidas. Ya el primero de la dinastía, Francesco, alias 'Il Malizia', consiguió penetrar en la fortaleza engañando a los genoveses disfrazado de franciscano ('monaco' en italiano significa monje). Siete siglos después, un sacerdote, este de verdad, recomendó a Rainiero que se vistiera de príncipe azul y fuese a Hollywood en busca de una consorte en tecnicolor. Dio en el clavo: con Grace Kelly la fama del peñón se difundió 'urbi et orbi'. Desde entonces, el negocio familiar ha prosperado a impulso del boom inmobiliario y con inversiones altamente rentables. Más un sinfín de trapacerías.
Quien fuera 'eminencia gris' de Alberto desde su coronación, un contable de apellido Palmero, ha pasado de dar palmaditas a Su Alteza Serenísima a repartir mandobles en venganza por su despido. Las revelaciones no por presumibles dejan de escandalizar: el cuadro que dibuja es el de un clan que funciona en la más perfecta opacidad, impunidad e impudicia, donde los intereses particulares, el bombeo de fondos públicos y los secretos de Estado y de 'famiglia' se entrecruzan y enmarañan como en una satrapía. Fortunas en paraísos fiscales, graciosas asignaciones con muchos ceros, fondos reservados para aplacar chantajes y pagar confidentes, empleados en negro y apartamentos ultralujosos en París, Nueva York, Londres, Calvi... para disfrute de hijos legítimos y bastardos, cónyuges, hermanas, sobrinas, examantes, cuñados y demás parientes.
La princesa Charlene, tan mustia ella que parece que respira solo por hacer un favor a sus fans, se lleva la palma en el Excel del indiscreto Palmero. La ferviente católica consume millares como calderilla y no precisamente en obras de caridad, salvo cuando el Baile de la Rosa, la Gala de la Cruz Roja y otros eventos glamurosos en que los Grimaldi exhiben su perfil misericordioso.
En vista del desparrame de vida de la familia bicoca, rindámonos a la evidencia: el papel cuché lo aguanta todo.
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