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El cierre definitivo de la librería Lagun, que se clausura mañana con un encuentro de amigos y ciudadanos que quieran compartir un momento de tanta significación, no deja de ser una fecha triste en la historia de San Sebastián. Pero a pesar del sentimiento de ... nostalgia, incluso de tristeza por este cierre, de esta clausura de un templo cultural, de una catedral laica en la vida de nuestra ciudad, nada debe oscurecer el hermoso recuerdo de su andadura, de su servicio a la cultura de nuestro tiempo, en este último medio siglo convulso.
Ha habido otros cierres de librerías de tanta significación en Donostia, como lo fue la librería Manterola, en donde la familia Arbelaitz trabajó por cultivar el amor por el libro, el conocimiento y el entendimiento universal. Ambas librerías, centros de acogida y convivencia, recibieron en su día la Medalla al Mérito Ciudadano. La historia de la cultura vasca tendrá con ambos centros una deuda permanente por su contribución a la mejora y el cultivo del conocimiento. Una historia documentada y contextualizada de la vida de la ciudad a través de sus librerías sería un buen tributo a su memoria, así como servicio a la historia cultural donostiarra y vasca.
Desde que se fundó en 1968, Lagun fue un referente de la modernidad, de la literatura nueva y del pensamiento crítico. Se instaló en la Plaza de la Constitución que aún se llamaba del 18 de Julio. Sin duda por ser altavoz de ideas renovadoras y sentimiento y aspiración democrática, la librería fue atacada por elementos de la extrema derecha, que no lograron doblegar el propósito de los libreros de continuar con la librería. Después, los ataques procederían de sectores cercanos o inducidos por ETA, que atentaría en 2000 contra José Ramón Recalde. Ese golpe provocó el cierre temporal de Lagun, que se reabre un año después en el local de calle Urdaneta.
Lo que no logró la barbarie lo provoca ahora la propia dinámica comercial del libro, que lleva derroteros bien distintos. Gaizka Fernández Soldevilla y Juan Francisco López Pérez acaban de publicar un documentado ensayo, 'Allí donde se queman libros. La violencia política contra las librerías (1962-2018)' (Tecnos), que relata el calvario de los atentados contra el libro en la reciente historia de España. En el mismo se dedica un amplio capítulo a lo padecido por la librería Lagun.
La muerte de Recalde en 2016 y la de María Teresa Castells al año siguiente fueron dos momentos de quebranto y desánimo, pero, como en estas dos últimas décadas, y siempre, la tarea silente y dedicada de Rosa Cuezva, o la dedicación de Elena Recalde Castells en los últimos años, han seguido manteniendo el fervor por la cultura de sus promotores iniciales en aquel 68 del siglo pasado, donde parecía que iba a cambiar el mundo más de lo que cambió. Y ahí está la memoria de este centro de cultura donostiarra, donde se han realizado presentaciones, lecturas, tertulias, debates y encuentros que conforman su historia viva.
La librería Lagun es, será por siempre, la tutora de la mejor historia civil de San Sebastián en el último medio siglo. Ha sido referencia y aliento de modernidad y vanguardia, conciencia civil, testimonio de progreso y humanismo. En sus aulas hemos aprendido a leer, a vivir, hemos conocido la noción y la lección democrática, de la libertad y el futuro expansivo. Para que no nos ahogue la nostalgia de lo que ha sido, y se mantenga su memoria en el tiempo, propongo a la familia de la cultura, lectores y amigos de Lagun, que se convoque un Premio Literario Librería Lagun que con carácter anual nos recuerde a todos los valores que representa la labor que en el tiempo ha sostenido esta librería en nuestra ciudad; valores civiles y morales que sus promotores, María Teresa Castells, José Ramón Recalde e Ignacio Latierro, han cultivado y defendido, en momentos muy difíciles, soportando la agresión, el atentado y el desprecio dolorido a la pira de libros ardiendo sobre el fuego provocado.
La cultura de la resistencia en el País Vasco ha tenido en Lagun su nido y baluarte. A ellos, a sus descendientes y a todas las personas que aman los libros como instrumento transformador de vida, conciencia e historia, gratitud perenne.
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